Sustentada fundamentalmente por las características de su protagonista, un empecinado, infatigable, romántico coleccionista de cine, este documental de Roberto Ángel Gómez, clásico en esencia, quizás no podría haberse plasmado de otra manera. Porque Alfredo Li Gotti. Una pasión cinéfila es una reverencia hacia un hombre irrepetible, y a la vez un axiomático tributo al cine. Gómez abordó la deconstrucción de este apasionado amante del celuloide de la forma más tradicional posible, porque es probable que algún ímpetu audaz o innovador -habitual en una ópera prima- hubiese desvirtuado en algún punto el espíritu de este verdadero personaje. Y este film es precisamente un documento fiel que refleja sin desmayos una vida y obra que no sólo daba para una película, sino para una saga o miniserie. Singularidad que se transfiere y enriquece a través del testimonio de otros recopiladores de cine, amigos, colaboradores, cineclubistas y afectos que van acercando momentos –o escenas- clave en la existencia de este hombre. No sólo dueño de una rica y probablemente única colección de películas en distintos formatos, sino de una sala en su propia casa y de reflexiones y vivencias entrañables vinculadas a su pasión cinéfila.
Nada más ni nada menos que eso, suficiente para cautivar a cualquier espectador de cine que se precie de serlo.