"Fayó" dividido
Pablo Fayó fue calificado a mediados de los años 80 como una de las jóvenes promesas del comic nacional pero, de la noche a la mañana, casi en silencio y con el mayor sigilo posible, colgó los botines y tomó otro rumbo: el de la música. Santiago García Isler (A vuelo de pajarito, 2014) reconstruye en su segundo largo documental la vida y obra del "personaje" de quien aún hoy se sigue esperando un regreso, ya no como joven promesa sino como artista consagrado.
Los inicios de Fayó se remiten, como la de muchos artistas, a no ganar un concurso que le abrió las puertas para publicar sus historietas en los primeros números de Fierro. Casi de inmediato consiguió el reconocimiento, no solo de los lectores sino también de colegas y personalidades vinculadas al mundillo del comic. Pero Fayó poco a poco dejó dibujar y un día cerró para siempre el cuaderno para ponerse una guitarra al hombro y dar comienzo a una nueva aventura.
En Algo Fayó (2017) García Isler formula una pregunta que atraviesa toda la trama: ¿Qué pasa en el entorno de una persona que tiene todo para triunfar pero que oponiéndose a lo que se espera de ella decide tomar otro camino? García Isler reúne desde colegas, amigos, una ex mujer y hasta la hija de Pablo Fayó para interpelarlos frente a la decisión que tomó un artista del que se esperaba todo, y de esta manera no solo encontrar una respuesta a la pregunta inicial, sino a la vez construir un retrato íntimo de Fayó, casi como si se tratara del personaje de un comic.
Pese a ser un documental de los llamados de cabezas parlantes (y a priori para fanáticos, aunque esto no sea así) García Isler logra imprimirle una estructura dinámica, en la que se mezclan elementos visuales y narrativos característicos del comic con otros del género documental, pero cuyo principal capital resulta ser el propio Fayó, un personaje con un carisma y un bagaje digno de una película.