Peferiría no hacerlo, contestaba Bartebly, el escribiente, el personaje de Melville. La referencia que viene a la cabeza, como al director de este documental, que señala a su personaje, el dibujante Pablo Fayó, como "un Bartebly de la historieta". Fayó es un personaje fascinante. Por su personalidad, su inteligencia y su cultura. Pero sobre todo porque encarna el misterio de los que, un día, dejaron de hacer lo que hacían. Extraordinario dibujante, ilustrador, historietista de vanguardia, despertó gran entusiasmo en colegas, fans y editores hace tres décadas pero, jugando con el chiste malo de su apellido, falló. No cumplió con las expectativas. Dejó de dibujar y se puso a cantar tangos, una pasión heredada de su padre que ejecuta con talento y convicción, pero que le permite apenas cantar en bares, a la gorra, y vivir en una pensión de La Paternal compartiendo con otros una terraza descascarada. ¿Quién es este tipo?, ¿qué quiere decir que alguien como él elija vivir la vida que vive, pudiendo otra?, ¿estamos obligados a obedecer nuestros talentos?
Sin demasiadas explicaciones, Fayó parece ofrecer la más radical de las respuestas: simplemente, no quiere hacer. Ni ser responsable de nada. Y vive en consecuencia. La película, en cambio, sí da algunas pistas, gentileza del protagonista y quienes lo conocen bien, entre ellos varios dibujantes reconocidos. Un film, como dice uno de ellos, sobre lo que alguien no hace. Y sus posibles porqués.