Hay algo mágico cuando el cine documental encuentra “personajes” que con el solo hecho de enfrentarlos a una cámara, la mayor parte del trabajo ya está hecha. Como en esta oportunidad, que no sólo recupera una de las figuras más importantes de la ilustración local, sino que, principalmente, permite desandar los pasos de un creador.
Fayó se desnuda ante el lente y ofrece su mirada sobre sus compañeros, la música, la paternidad, las enfermedades, y Santiago García Isler lo acompaña en un viaje que además incluye ilustraciones originales del artista.