El tiempo de El Reloj Alguien más en quien confiar es el documental de una de las bandas de rock pesado más importante de la historia argentina: El Reloj. El título viene de uno de los temas más conocidos de la banda y se escucha a lo largo de la película. El documental cuenta con material exclusivo de la banda desde los inicios hasta su separación y entrevistas con los integrantes y grandes figuras del rock nacional. A partir de estos recursos, se muestra las circunstancias y problemas que se interpusieron en sus diferentes retornos, y como los músicos salieron adelante en cada ocasión inspirando a varias generaciones de rockeros. Matías Lojo, a la cabeza de este proyecto, comenzó el rodaje en 2015 y buscó apegarse a los hechos lo mejor posible. La película ilustra a la perfección los 30 años desde que El Reloj tocó por primera vez hasta que se separaron. El documental busca darle reconocimiento a esta banda legendaria que inició el rock pesado en Argentina y mostrar su potencial a nivel nacional e internacional. La película busca generar nostalgia en aquellos fanáticos de la banda que vivieron su mejor época y curiosidad en los fanáticos del rock nacional que no tuvieron el gusto de verlos en vivo. Alguien más en quien confiar es un documental para aquél que no sabe cómo formar una banda o tiene pasión por el rock pero no sabe como materializarlo. Es una película interesante pero para aquellos que no empatizan con el género es un documental más sobre una banda que ya no existe.
Alguien más en quien confiar es un documental dirigido por Matias Lojo y Gabriel Patrono. Cuenta, tal como su afiche indica, la cronología de El Reloj, mítica banda nacional. La banda tiene sus origenes en el año 1970 y los entrevistados coinciden que fue una banda muy adelantada a su época. Juan Locomotora Espósito (quien brinda su testimonio póstumo) fue el primero en utilizar dos bombos en la batería. El documental cuenta la historia de la banda de manera lineal, relatada por varias y diversas voces. Sus integrantes, periodistas, gente que supo asistir a sus recitales e incluso Willito Ponce brindan testimonio. En el caso de Ponce podemos vincular a este documental con El blues de los plomos (2013). Aquel documental de Patrono en conjunto con Paulo Soria se ocupó de poner en primer plano a los técnicos que hacen posible un recital. La presencia de Willito, plomo de El Reloj, sigue dignificando este rol muchas veces invisibilizado. Luego de la de la formación, la época en que tocaban en un patio y los jóvenes se pegaban a la medianera a escucharlos (Ricardo Iorio incluído). Remarcan la importancia del boca a boca en su primer concierto que convocó 2000 personas. Su historia se vincula con la de todos nosotros al mencionar como fue atravesar la última dictadura militar siendo parte de una banda de rock. Además de los invaluables testimonios se incluyen algunas secuencias animadas para resumir determinados momentos. Esta inclusión ayuda a que quizas aquellos que no están tan interesados en la temática no se aburran. Aunque la banda tiene una historia interesantísima: algunos integrantes fallecieron, se separaron, se quisieron volver a juntar. Y da cuenta constante de lo adelantados que fueron a su época: por ejemplo, incursionaron en los sinfónico de modo instintivo, para estudiar después. Alguien más en quien confiar se convierte así en un documental necesario. Nadie es profeta en su tierra dicen, y es verdad. Parafraseando al mismo documental, si la banda se hubiera formado en Liverpool sería referente mundial. Gran aporte cultural la puesta en primer plano de una banda que merece ser más popular.
Un documental emotivo, muy trabajado, de profunda investigación durante mas de tres años para mostrar, dar a conocer a las nuevas generaciones, homenajear a una de las bandas pioneras del rock nacional, la primera de rock pesado, que nació en Ramos Mejía hace mas de cuarenta años, cunado no existía ni la democracia y la denominación “heavy metal” no se había acuñado. Este trabajo amoroso, puntilloso que realizaron los directores Matías Rojo y Gabriel Patrono para darle una película ineludible a la banda “El Reloj” desde sus orígenes, a la formación clásica con Willy Gardi, Juan Espósito, Luis Valenti, Eduardo Frezza y Osvaldo Zabala que marcaron una historia aunque los reconocimientos, la fama, la masividad no llegaron como merecían. Sus palabras, familiares, periodistas, plomos, público y cada paso que dieron. La separación en el mejor momento, después de dos Luna Park, que coincidió no casualmente con el golpe militar. Los retornos, la muerte temprana de Gardi, el adiós de Esposito y Valenti y la fuerza de Frezza y Zabala para seguir con los temas clásicos. Un documental necesario, valioso, que tiene como telón de fondo muestra nuestra historia.
La lucha cuerpo a cuerpo Gabriel Patrono y Matías Lojo realizan un registro pormenorizado del nacimiento y la evolución de El Reloj, la mítica banda nacida Lomas del Mirador que pasará a la historia como la primera en incursionar en el rock pesado en Argentina. Entre la falta de reconocimiento, las separaciones y los regresos, el documental se centra en lo que fue y en lo que pudo llegar a ser. “Sin la música la vida sería un error”. La frase de Nietzche que resalta en letras blancas sobre un fondo negro será el hilo conductor de la película dirigida por Gabriel Patrono, realizador de Blues de los plomos (2013) y Matías Lojo (Dos locos en Mar del Plata, 2009). Porque antes que nada, los directores rescatan la pasión y el amor hacia la música que profesaban y aún profesan los integrantes de El Reloj. Si bien Alguien más en quien confiar (2017) supone una cronología a rajatabla como queda establecido desde el subtítulo, la película transita por varios caminos que se bifurcan para terminar en un mismo lugar. Desde aquella primera formación de 1970 integrada por Willy Gardi, Tucata Suarez, Eduardo Frezza, Luis Valenti y Juan Espósito hasta la última del 2001, los relatos a cámara y los materiales de archivo dejan en claro que sin pasión y perseverancia la banda nunca hubiera cruzado la General Paz. Porque esa frontera, que no supone ningún desafío para la mayoría, en el caso de una banda de rock adquiere un sentido simbólico. El Reloj, que empezó en Lomas del Mirador y llenó lugares de Haedo y Ramos Mejía, se alimentaba del boca a boca sin un aparato detrás. Su pico de popularidad llegaría con la primera actuación en el Teatro Astral y luego en el Luna Park pero cuando parecía que pegaban el salto con su primera gira internacional algo cambió. La nostalgia es un gran componente del largo pero no el más importante. Las personalidades de los integrantes irán desplegándose de los mismos relatos y de los recuerdos que comparten. Y aunque en la película está siempre latente la idea de que la misma banda hubiera triunfado en otro país por el estilo revolucionario que supuso, los protagonistas que se fueron y los que aún quedan de pie demuestran el orgullo de haberla luchado cuerpo a cuerpo.
Alguien más en quien confiar, de Matías Lojo y Gabriel Patrono Por Gustavo Castagna El Reloj merecía su documental, su registro histórico, sus imágenes de ayer y de hoy, su cronología de vida (en un escenario de recital y fuera de él). Alguien más en quien confiar –título de uno de sus temas más reconocidos- tiene dos destinos concretos: por un lado, el objetivo nostálgico dirigido a quienes conocen y aun consumen a la banda desde los inicios, desde aquellos años 70 de autogestión y sincera independencia; por el otro, delegar una antorcha, una herencia musical hacia las nuevas generaciones que tal vez escucharon que existieron Manal, Almendra, Pappo’s Blues, Pescado Rabioso, Sui Generis, Vox Dei y que nunca le puso sus oídos a la banda del Oeste. Bueno, no saben qué se perdieron. Pero, para remediar el asunto, hay que ver el trabajo de Matías Lojo y Gabriel Patrono. Investigación minuciosa, entrevistas a cámara, citas y recuerdos, contextualización correspondiente para comprender el paisaje en el que el grupo (o “¡el conjunto!”) construyó su obra, separaciones y reconciliaciones y los egos que explotaron en algún momento provocando la primera ruptura. Cada uno de sus ítems aparece y se desarrolla en el documental, trabajado desde el formato televisivo pero con aditamentos visuales que merecen el elogio y hasta se compadecen con cierta zona riesgosa desde el punto de vista estético. El Reloj siempre transmitió su polenta y garra pero también complejidad en los arreglos, en el uso de las voces, en esa batería mítica con doble bombo. Eduardo Frezza y Osvaldo Zabala se corporizan en los testimonios principales sin omitir ni ahí a los otros integrantes del grupo en diferentes épocas y formaciones, con especial preeminencia del líder Willy Gardi, de muerte temprana, mostrado en otra clase de registros visuales. El Reloj; rock pesado, heavy metal, años sinfónicos, décadas de trayectoria, discos que están y que hay escuchar. El círculo se cierra con el documental de Lojo y Patrono. Por suerte. ALGUIEN MÁS EN QUIEN CONFIAR Alguien más en quien confiar. Argentina, 2017. Dirección: Matías Lojo y Gabriel Patrono. Idea y producción: Matías Lojo. Una producción de Fomento Producciones y La Nave de los Sueños. Con la colaboración de La Pesada del DOC, Escribiendo Cine. Equipo Técnico: Pablo Marini, El Cicho, Leandro Rocha, Juan Schmidt, Daniela Caballero. Con la participación de Eduardo Frezza, Locomotora Esposito, Osvaldo Zabala, Gustavo Cipriano, Daniel Telis, Tano Marciello, Beto Ceriotti, David Mirande, Petty Guelache, Vikingo Martinez, Bocon Frascino, Carlos Mira, Tucata Suarez, Gustavo Rowek, Willito Ponce, Piero Carpín y Alfredo Rosso. Duración: 83 minutos.
Siguiendo la historia de la mítica banda El Reloj, "Alguien más en quien confiar" de Matías Lojo y Gabriel Patrono, repasa de forma entrañable gran parte de los mejores años de nuestra música under. El llamado documental musical ha hecho escuela descubriendo las mejores historias detrás de lo que se esconde en los escenarios. Con una mirada más ajena o más personalista, permite visualizar a la persona detrás del músico. "Alguien más en quien confiar", además, le suma a estas características ampliar su mirada hacia un repaso histórico sobre un buen pedazo de la historia del rock. Reveer los años que fueron y que difícilmente vuelvan a ser como aquellos. El reloj fue una banda rosarina de rock pesado, formada y liderada en 1971 por el bajista Eduardo Frezza y el guitarrista Fernando Gardi, Willy. Con fuertes influencias de rock sinfónico, su mito dentro del ambiente es inmenso; considerándose pioneros del hard rock y hasta de la inclusión del heavy metal posteriormente. Lamentablemente, esta movida under no trascendió a las grandes masas; por lo cual el reloj no logró alcanzar una popularidad masiva por fuera del cerco del habitué clásico. En este sentido, "Alguien más en quien confiar" (título de una de sus canciones más conocidas), logra traspasar esa barrera, y permite no ser sólo un homenaje para entendidos, sino un modo de descubrimiento a los tardíamente llegados. No es fácil captar el interés en un documental musical de un posible espectador que desconozca la historia y hasta el nombre de la banda homenajeada. "Alguien más en quien confiar" lo logra, mediante recursos narrativos válidos y hasta novedosos. La historia de El reloj parece bastante particular, sin embargo, es probable que en muchas otras bandas se repitan varias características. Es una historia de idas y vueltas, de subidas y caídas, de finales, regresos, y nuevos comienzos; de alegrías y muchas tragedias, ¿por qué no? es una historia de superación. Por lo menos eso es lo que nos transmiten el dúo de realizadores. Matías Lojo es conocido por ser uno de los directores junto a Pablo Marini, de esos hermosos homenajes a los ’80 como 2 Locos en Mar del Plata y Masacre Marcial IVX. Gabriel Patrono tiene en su haber "Blues de los plomos", bellísima carta de amor a la trastienda del rock. No podría existir mejor unión para esta "Alguien más en quien confiar". El documental se mira con nostalgia y respeto; un total conocimiento sobre la temática que están abordando, y sin duda alguna, pasión sobre lo que hacen. Más allá de las correcciones técnicas que le permiten un lenguaje visual muy llamativo y dinámico, como una línea de tiempo real; en Alguien más en quién confiar lo que se palpa es la pasión en el armado del material. No hay ni intenta tener una mirada fría, distante y objetiva, sus realizadores están convencidos de estar hablando de una de las bandas más grandes del rock autóctono; una que se merece un debido homenaje a su altura, y así terminan convenciendo al espectador. Con un material de archivo riquísimo, el traspaso nunca decae, permanentemente captura la atención. El reloj pasó por diferentes etapas y formaciones. Lejos está de haber sido un camino sembrado de rosas sin espinas. En cada uno de sus intentos de regreso, la banda fue mutando, quizás intentando recuperar un tiempo, una historia, una mítica, que será difícil recuperar tal como fue. Es en esa mirada desde la posmodernidad, expuesta por los mismos entrevistados, que "Alguien más en quien confiar" crece y expande las fronteras de la banda citada. Habla de otras cuestiones, y nos puede llevar a alguna reflexión. Realizada desde el cariño y el respeto, con una lograda edición de archivo y entrevistas, sumado a una lectura visual potente, esta cinta de Matías Lojo y Gabriel Patrono es mucho más de lo que se muestra, y permite más de una lectura sobre una banda que sí, merecía tamaño homenaje.
“Quiero contarte mi vida…” “Si hubieran nacido en Londres o Birmingham serían una banda de referencia mundial”, reconoce uno de los tantos entrevistados de Alguien más en quien confiar, en relación a la mítica El Reloj. Nacida en un polo rockero como es el oeste de Buenos Aires, la banda fue pionera en el terreno del rock pesado local y la potencia de su sonido en vivo los convirtió en fuente de influencia de muchas generaciones posteriores. El tiempo no fue justo con el “conjunto” que pudo ser reconocido a nivel internacional -pero atravesó diferentes conflictos que se lo impidieron-, tampoco por colegas que deberían citarlos con mayor frecuencia como referentes en sus formaciones. Así es que Matías Lojo y Gabriel Patrono se deciden a hacerle justicia a un grupo legendario, con un documental a la altura que le rinde homenaje y celebra su música.
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La música es más fácil sentirla y reproducirla que explicarla o definirla, tiene mucho de misterio y magia. Presenta para nosotros un mundo del que no somos totalmente capaces de comprender, pero al que llegamos una y otra vez de forma natural. Esta es la historia de la primera banda de rock pesado del país, quienes sin difusión ni apoyo de ningún tipo crearon una mística marcando una época. El Heavy Metal argentino surge en la década de los ’70, grupos como Pappo’s Blues, Pescado Rabioso, Plus, Vox Dei, algunos de los que trazaron la línea de un género, del cual hoy se conoce de otra manera, pero a El Reloj, con sus contrapuntos progresivos, los tonos tensionantes y riffs penetrantes, se los consideró como los revolucionarios de este tipo de música. Poseían una impronta innata de hacer cosas muy elaboradas al extremo, en la época en que vivían. “Es difícil a veces definirse por una línea o por un tipo determinado de música y frente a esta dificultad nos hemos inclinado por abarcar desde la musical barroca hasta lo más pesado de este tiempo. Esto que nosotros llamamos EL RELOJ”. “Alguien más en quien confiar” es un documental de Matías Rojo y Gabriel Patrono, que narra de forma cronológica el origen y formación de El Reloj, banda integrada por Willy Gardi, Tucata Suarez, Eduardo Frezza, Luis Valenti y Juan Espósito, situado en 1970 hasta la última del 2001. Cuenta con material de archivo, testimonios de profesionales de la música, además de los que pertenecieron a la antigua banda. Plasma la identidad del grupo, unos innovadores y adelantados para su época. El boca a boca fue el aliado que acrecentó de a poco su popularidad, forjando la clave del éxito. Absolutamente provenientes de una dimensión diferente, al margen de ser un momento donde el rock era mala palabra, El Reloj logró dejar una huella de gran importancia, inspirando a varias generaciones de músicos. Su pico de notoriedad llega con la primera actuación en el Teatro Astral y luego en el Luna Park, pero cuando parecía que pegaban el salto con su primera gira internacional algo cambió. Los altibajos y las fluctuaciones tomaron más preponderancia dictaminando el rumbo del grupo, que aún hoy prevalece en el sentimiento colectivo de la gente rockera del Oeste de Buenos Aires. El film se centra en lo que fue y en lo que pudo llegar a ser. En síntesis, “Alguien más en quien confiar” es ese viaje constante que resalta el amor y la pasión por la música. A su vez, se centra en la perseverancia de la banda en el camino musical y la evolución de la misma a lo largo de los años. Una línea de tiempo estampada de forma correcta con detalles de una consecuencia lógica que deriva en este homenaje y reconocimiento más que merecido a una de las bandas pioneras del rock pesado nacional.
Érase una vez en el Oeste. Paradojas de la vida o no “El reloj” fue una banda nacida allá por fines de los ’70 muy ligada al rock pesado. Y esa banda, heredera de Pescado Rabioso, Pappo’s Blues y otras de aquella época, que no podía cruzar la General Paz para darse a conocer, pudo a pulmón grabar varios discos, mutar de estilos y formaciones hasta 2001, con presentaciones en el Teatro Astral de la Capital Federal y el mítico Luna Park, siempre seguida por sus incondicionales fans y por aquellos que escucharon alguna de esas melodías de guitarras gemelas y rabiosas o la voz de su líder Willy Gardi, los veloces dedos del tecladista Luis Valenti o la impresionante destreza a dos bombos de “locomotora” Espósito, entre otros monstruos del rock vernáculo. Pero en la vida real de este grupo de muchachones provenientes del Oeste del gran Buenos Aires, el tiempo también jugó de las suyas y sembró a la banda una serie de contratiempos que no sólo cronológicamente encuentran una correspondencia en los álbumes y las mutaciones, sino que hizo mella en disoluciones en medio de una carrera hacia el éxito sin perder un centímetro de honestidad en la propuesta musical y con sumo riesgo de experimentar diversos sonidos y técnicas para que ningún show fuese igual al otro. Reacios desde un comienzo al encierro de un estudio, “El reloj” apostaba a la energía de la música en vivo, a encontrarse -musicalmente hablando- en esa conjunción de virtuosismo, magia y amor por la música. Sus presentaciones dan cuenta de ese pequeño milagro, que rápidamente multiplicó público y la expansión de su nombre no desde lo comercial sino en circuitos cerrados. El documental de Gabriel Patrono y Matías Lojo reconstruye los años de esta banda de rock pesado poco difundida, apela a la voz de testimonios especializados como el de Alfredo Rosso, cuya autoridad en la historia del rock no se discute desde sus inconfundibles micros radiales en la Rock & Pop bajo el nombre “La casa del Sol Naciente”, pero también suma material de archivo casero, archivo televisivo con presentaciones de las distintas formaciones de “El reloj” hasta 2001 y la palabra de varios de sus integrantes originales como “Locomotora” Espósito antes de su fallecimiento en 2016. Alguien más en quien confiar es mucho más que un rockumental, si separamos las palabras tiene mucho rock pero también es mental, es decir, construido milimétricamente con la pasión de un fan, seguidor de la banda, pero con el rigor de una investigación para retratar un ícono del rock de los ’70 y ponerlo en el lugar que se merece teniendo en cuenta de dónde partió y hasta dónde pudo haber llegado, sin mirar ni un segundo la hora.
Contra el olvido cultural El rock en Argentina, como cualquier otra manifestación artística que intenta abrirse paso en una sociedad en esencia empobrecida/ rapiñada desde el poder y con urgencias de todo tipo, corrió una suerte de lo más dispar que siguió la senda de los vaivenes institucionales del país, su ciclo de crisis de nunca acabar, los prejuicios de un entramado cultural por demás retrógrado y fundamentalmente la falta de un circuito comercial extendido en el que los músicos de turno puedan desarrollarse y -por supuesto- ganar lo suficiente para vivir de su profesión (o mejor dicho, para vivir de lo que desean que algún día se convierta en su profesión). Incluso dentro de la marginalidad del sector, siempre en lucha con otros géneros por hacerse de una mínima difusión y reconocimiento, hay distintas capas que nos hablan de una primera línea de popularidad canonizada por los medios masivos de antaño y un segundo conjunto de artistas que han quedado en el olvido o jamás alcanzaron su apoteosis. Si bien resulta innegable que las primeras verdaderas agrupaciones de rock pesado de Argentina -en el sentido más estricto del término, concentrándonos en la idiosincrasia paradigmática del género- fueron Riff y V8, de la misma forma no podemos obviar que una de las bandas que sentaron las bases para el crecimiento posterior del rubro fue El Reloj, una agrupación maravillosa de la década del 70 que por un lado coqueteó con los cuelgues psicodélicos y sinfónicos del período y por el otro -en algunos pasajes musicales, por lo menos- jugó a acercarse a la furia que luego sería denominada “heavy metal”. Oriundos del Oeste del Gran Buenos Aires, los otrora muchachos constituyen el eje de Alguien más en Quien Confiar (2018), un muy interesante documental de Matías Lojo y Gabriel Patrono, quienes analizan el derrotero histórico recorrido por la banda mediante un atractivo combo de entrevistas, material de archivo y collages visuales que sorprenden por su imaginación. Como cabía esperar, gran parte del metraje está dedicado a la génesis, los shows iniciales y los dos primeros y mejores álbumes de los señores, El Reloj (1975) y Al Borde del Abismo- El Reloj II (1976), la primera una placa símil hard rock modelo Deep Purple y la segunda cercana al rock progresivo de Jethro Tull. Con la primera separación de 1977, en plena cúspide compositiva, se repite la crónica de tantos grupos argentinos cuya promesa de desarrollo quedó en la nada, en este caso desbandándose la formación más celebrada de la banda, esa que incluía a Willy Gardi en guitarra y voz, Osvaldo Zabala en segunda guitarra, Eduardo Frezza en bajo y voz, Luis Valenti en teclados y voz y Juan “Locomotora” Esposito en batería. El tiempo traería muchas realineaciones, algunas produciendo nuevos discos y otras no, pero ninguna lograría recuperar la magia, fuerza y creatividad de aquellos comienzos, ni siquiera el regreso de la formación original de mediados de la década del 90. Con la muerte posterior de Gardi en 1995, la de Valenti en 2004 y la de Esposito en 2016 se terminó de cerrar el arco histórico del grupo, y a pesar de que Zabala y Frezza actualmente siguen tocando temas clásicos, lo cierto es que ya resulta imposible reconstruir la dinámica del pasado con otros músicos. La militancia independiente, el porfiar ante todo y el amor por el arte desinteresado siempre constituyeron los horizontes de El Reloj, una banda que ha sido injustamente suprimida dentro de la “historiografía oficial” del rock vernáculo, situación que Alguien más en Quien Confiar se encarga de revertir a pura inteligencia y desde el cariño inclaudicable del fanático que vio transformada su vida cuando entró en contacto con la obra en cuestión. Más que a favor de la memoria, el documental funciona como un alegato en contra del olvido por parte del enclave cultural argentino de unos muchachos muy talentosos que patearon el tablero allá en los 70 y desde entonces sufrieron un triste ninguneo de la mano de una prensa ignorante y un público rockero apático que no se condice con la importancia de aquellos dos gloriosos discos y el poderío del quinteto en vivo, hoy recapturado a través de un excelente y bello trabajo de antropología musical…
AQUELLOS AÑOS FELICES Por estos tiempos, el rock argentino está sufriendo una importante crisis, ya que no surgen nuevas figuras que reaviven un género que parece haber tenido ya su época más gloriosa. Lo sucedido en los años 70, 80 y 90 resulta ser un hermoso recuerdo de algo que parece ser bastante lejano. Tratando de retratar una porción de aquellos años dorados, el documental Alguien más en quien confiar narra la trayectoria de una de las bandas locales que primero incursionó en el ámbito del “hard rock” durante el principio de los años 70. El conjunto se llamaba El reloj y el film presenta cómo fue su inserción en la escena nacional, sus diferentes formaciones y el tránsito hasta su desintegración. La película de Matías Lojo y Gabriel Patrono resulta un correcto documental en donde se narra en forma cronológica la vida de la banda, la cual es considerada como una de las precursoras dentro de lo que terminó siendo el heavy metal local, y que a pesar de llegar a ser reconocida en el ambiente nunca alcanzó la popularidad que quizás sus integrantes querían. Alguien más en quien confiar es preciso y prolijo en su narración, donde se utiliza acertadamente el material de archivo, como también entrevistas con los protagonistas y especialistas que analizan la trayectoria de El reloj desde una visión actual. La buena tarea de edición permite que el documental no aburra y sea dinámico en su relato. Si habría algo para cuestionarle a esta película es su estructura muy televisiva, bastante semejante a un informe de bandas de esos que se vienen haciendo hace varios años para la pantalla chica, provocando ciertas limitaciones y quitándole elementos que quizás se podrían haber incluido como documental cinematográfico. En definitiva, Alguien más en quien confiar es una producción correcta, prolija, bien narrada y que resulta entretenida de observar, en la cual se apunta a rescatar una época (lamentablemente) muy lejana de un género que supo ser vanguardia y hoy en día parece ser un constante recuerdo de lo bello que fue.