Desde su primera escena, en la que muestra a una joven visiblemente angustiada, el tercer largometraje de Santiago Palavecino nos introduce en un mundo misterioso. Algunas chicas cuenta la historia de Celina, una cirujana que en medio de una crisis matrimonial deja Buenos Aires para pasar unos días en el campo junto a una vieja compañera de facultad y su familia. Una vez en el pueblo Celina irá conociendo a otras mujeres y se irá construyendo un thriller psicológico.
Palavecino se vale de una puesta en escena controlada, dosificación de la información y una banda sonora precisa para construir un filme inteligente. Algunas chicas es un relato tan incómodo como subyugante lleno de tensión y belleza.