Algunas chicas

Crítica de Gustavo Castagna - Leedor.com

El misterio femenino o cómo decodificar a cinco personajes particulares.

Luego de las novedades formales de Otra vuelta y La vida nueva –films inclasificables en algún rótulo, y por eso mismo, enigmáticos- Santiago Palavecino observa a cinco mujeres de diferente procedencia social, recurriendo a un espacio cinematográfico (un bosque) que adquiere raíces fantasmagóricas. Celina (Cecilia Rainero), María (Agustina Muñoz), Nené (Ailín Salas), Delfina (Agustina Liendo) y Paula (Agostina López) conforman un corpus heterogéneo, repleto de matices y conflictos internos, disímiles en sus acciones, rostros y cuerpos.

En ese sentido, Algunas chicas elimina cualquier atisbo de explicación psicológica ni tampoco se aferra a la dictadura de un guión con sus correspondientes quiebres. Los personajes están ahí, tan desconcertados como se requiere desde la elección de una puesta en escena al abismo en donde la sorpresa y los cambios de tono y de códigos genéricos posibilitan una sutil extrañeza en la narración.

De allí que los encuentros y desencuentros de los personajes adquieren un aura fantasmal, no solo porque uno de ellos se considere una bruja sino también debido a los climas sinuosos y nada realistas que ofrece una trama atrapante.

El disparador argumental es la vista de Celina a una casa de campo donde se reencuentra con una amiga y conoce a otros personajes jamás condicionados por el guión. La luz y el sonido triunfan sobre la palabra escrita, favoreciendo los cambios de tono y las alteraciones genéricas que propone el argumento. El espacio se reconvierte en forma permanente, variando de un sinuoso bosque a interiores asfixiantes que determina la trama. Las relaciones entre las cinco mujeres actúan como meros pretextos argumentales hacia zonas novedosas, haciendo prevalecer una atmósfera onírica en donde a Algunas chicas se la observa más que cómoda.

Santiago Palavecino concibió su reinterpretación Mulholland Drive y emprendió su viaje por su propia Lost Highway pero en clave femenina. Bienvenidos, entonces, a este misterio con más preguntas que certezas.