Celina (Cecilia Rainero) decide tomarse un tiempo de su matrimonio en crisis, y se va a visitar a una amiga en un pueblito alejado de todo. Así es como conoce a un grupo de chicas, amigas de Paula, la hijastra de su amiga. De a poco este extraño circulo de mujeres ira sumiendo a Celina en un misterioso viaje de aventura, autodescubrimiento y misterio, mientras ella comienza a padecer extraños sueños que la hacen replantearse su salud mental.
Algunas Chicas es la libre adaptación de Santiago Palavecino, de la novela “Entre Mujeres Solas”,publicada en 1949 por el escritor italiano Cesare Pavese.
Algo que salta a la vista a los pocos minutos de ver Algunas Chicas, es que no estamos ante un film convencional. Casi de inmediato observamos algunas situaciones o diálogos que nos hacen encender las alarmas, y notar que si prestamos atención, se nos va a presentar un film psicológico muy de a poco.
Quizás el gran problema de la película también venga de la mano con esto. Los espectadores acostumbrados a cintas convencionales, seguramente no van a entender algunas situaciones, o el tono opresivo que maneja toda la película (pese a que tiene muchas escenas en exteriores). Esto se nota principalmente con la protagonista, Celina, que de a poco empieza un viaje de descenso cuasi onírico mientras se relaciona con el extraño grupo de mujeres al que hace alusión el titulo; dando como resultado situaciones en la que ella misma se sorprende de estar involucrada.
Esta atmosfera entre densa y lisérgica donde se sumerge Celina es lo mejor que nos muestra Santiago Palavecino en su cinta. A algunos espectadores esto quizás les parezca algo ligth ya que todo es demasiado sutil y no hay nada dicho de forma explícita, pero para quienes sepan captar algunas situaciones que se repiten, y en especial, algunos momentos que parecen fuera de lugar con lo que se venía viendo, salta a la vista de forma natural.
Algunas Chicas es una película bastante pequeña y se nota, pero por la buena mano de su director Santiago Palavecino a la hora de construir el guión, se hace bastante llevadera y hasta disfrutable cuando juega con lo psicológico y lo surrealista. Sin ser una obra maestra, se muestra como buena opción entre el mercado de películas argentinas que se toman de escándalos en la vida real entre sus protagonistas, o alejándose de grandes tanques súper heroicos que venimos recibiendo en la sala más que a menudo.