Dura historia con grandes actores
De Stephane Brizé, natural de Rennes, acá se estrenó "Une affaire d' amour", historia sentimental de un hombre casado enamorado de una mujer que solo espera su decisión (título original, "Mademoiselle Chambon"), y se vio en Pantalla Pinamar "Je ne sui pás pour etre aimé", no estoy hecho para ser amado, retrato de un tipo que ocupa sus horas libres en visitar al padre gruñón y visitar una peña de tango, donde intenta eludir a una mujer que espera verlo contento alguna vez. Dos relatos bien hechos, de un particular realismo en la pintura de caparazones y soledades.
Ahora nos llega otra película suya de asunto similar e igual nivel, también con excelentes intérpretes como aquéllas, pero más dura y perturbadora. Esta vez el hombre es un casi cincuentón de mal carácter que vuelve de la cárcel, tiene apenas un trabajo mal pago y poco prestigioso, y un solo techo prestado: el hogar materno, que de hogar tiene poco y nada. La vieja es agria, buscapleitos, reprochadora full time. Ni siquiera comparten gustos en común. Para colmo, él ama a su perro, la vieja lo odia y es capaz de envenenarlo.
Puede que haya para el hombre una posibilidad de respiro junto a una mujer que más o menos lo banca y también lo espera, y que tiene su vida más o menos hecha. Pero antes de cambiar de aire, él descubre que la madre está enferma y no le ha dicho nada. Todavía más grave, ha tomado una decisión que la pinta de cuerpo entero, que impresiona al hijo, y le hace ver otras cosas. Para ambos, no se trata de la pena por un cariño que se pierde, sino de la mortificación por un amor que no se dio. Que sin embargo todavía puede manifestarse. ¿Pero cómo, si madre e hijo son tan reticentes a las expresiones de afecto, y la película misma se mantiene ajena a cualquier sentimentalismo?
El desarrollo puede resultarnos más o menos ajeno. Hemos visto tantas películas de gente común que se lleva mal. La última media hora, en cambio, nos tiene con el corazón apretado y la mente impresionada por lo que está pasando. Hasta que manteniéndonos a la debida distancia, respetuoso de sus personajes, Brizé nos deja ver lo que corresponde que veamos. Ahí podemos desahogarnos. Los otros, en fin, acá no vamos a contarlo. Tocante historia, pulso firme, excelentes actuaciones: Vincent Lindon (el mismo de "Une affaire d' amour"), la veterana Helene Vincent, Emmanuelle Seigner, todavía linda. Duele, sin golpes bajos. A alguno puede dolerle mucho. Pero vale la pena.