Una irresistible apuesta por el carisma y el glamour del Hollywood clásico
Así como hace un par de años Steven Spielberg se dio el gusto de filmar una película de tono y estructura clásica como Puente de espías, Robert Zemeckis dirigió este thriller romántico ambientado en plena Segunda Guerra Mundial. El resultado formal es tan vistoso como en el largometraje con Tom Hanks, pero en Aliados la narración carece de la tensión y la potencia de aquella historia de la Guerra Fría.
Con un generoso presupuesto de 85 millones de dólares, el realizador de clásicos como la trilogía de Volver al futuro, Forrest Gump y Náufrago rodó un guión de Steven Knight (autor de Promesas del este y La jugada maestra) sobre dos espías enviados a Marruecos en una misión suicida en la que deben hacerse pasar por un matrimonio y -esto es Hollywood- no sólo sobreviven sino que terminan casándose y teniendo una hija. Ese es apenas el arranque de una larga trama de la que no conviene adelantar nada más.
La película remite en principio de forma clara a Casablanca para luego coquetear con el cine de Alfred Hitchcock y ofrecer referencias varias que van desde Bastardos sin gloria hasta la serie The Americans, pasando por la literatura de John Le Carré y un film previo de Pitt con su ex esposa Angelina Jolie como Sr. y Sra. Smith.
El rubio galán interpreta a un oficial canadiense que trabaja para el servicio de inteligencia de la Royal Air Force británica, mientras que Marion Cotillard (lo mejor de la película) es una agente de la resistencia francesa. La película tiene más romance (incluido un encuentro sexual dentro de un auto en medio de una tormenta de arena) y momentos épicos (la protagonista tiene su bebe al aire libre, en las afueras de un hospital londinense y en medio de bombardeos aéreos nazis) que escenas de acción de esas que abundan en el cine contemporáneo. De hecho, el film extraña en varios momentos la intensidad y el suspenso que tanto se agradecen en este tipo de historias y, así, se torna un poco morosa.
De todas maneras, el carisma y glamour de sus intérpretes, la impecable reconstrucción de época y la irresistible apuesta old fashioned hacen de Aliados una auténtica rareza entre tanta película de superhéroes, sagas fantásticas y productos concebidos a puro vértigo. El clasicismo todavía resiste y se niega a desaparecer.