Pocas veces un realizador como Robert Zemeckis, hábil, meticuloso, un artesano de la narración, ha logrado decepcionar tanto con su nuevo film “Aliados” (USA, 2016), en el que hay un espíritu poco preciso para volver a contar hechos históricos de la mano de una ficción que principalmente falla por la poca química de los protagonistas y lo extenso del metraje.
En “Aliados” un soldado inglés (Brad Pitt) en misión secreta en Casablanca, ve cómo de un día para el otro su destino se modifica al conocer a una bella agente francesa (Marion Cotillard), quien lo guiará en esas tierras a programar juntos la desaparición de uno de los jerarcas alemanas afincados allí.
Y como el corazón poco sabe de engaños y de oscuros giros del destino, este soldado verá cómo al decidir casarse con la agente, luego de haber cumplido con su cometido en tierras lejanas, terminará por ubicarlo en un lugar en el que la duda y la confusión generarán una tensión que nunca llega hasta la resolución final.
Filmada completamente en estudios, algo que se nota desde la primera escena, “Aliados” es la vuelta al cine épico por parte de Zemeckis, quien luego de haberse mostrado con “Forrest Gump” con el pulso necesario para poder abarcar hechos históricos con solvencia, genera este traspié, no porque esté mal en cuanto a aquello que narra, sino que, principalmente, no termina de cerrar por la elección de una progresión demasiado lenta, en la que luego de haber presentado a los personajes centrales, decide extenderse demasiado con la explicación de cómo estos dos desconocidos terminan trabajando juntos en pos del beneficio de Francia.
Al no utilizar figuras retóricas, aquellas que posibilitan una transición entre escenas y la supresión de elementos que pueden ser redundantes, “Aliados” comienza a caer en un espiral sin retorno sobre los miedos de los personajes principales, y principalmente los de él, de saber si verdaderamente o no está durmiendo con el enemigo.
“Aliados” falla por la poca química que hay entre Cotillard y Pitt, quienes, una vez más, se esfuerzan por complementar el verosímil de un film que desde su primera escena intenta mostrarse solemne pero nunca logra superar la verdadera intencionalidad para la que fue realizada, entretener.
Precisamente el film no entretiene, al contrario, va generando una sucesión de imágenes que acumulan clichés y lugares comunes y en los que, claramente, Cotillard sale airosa, pero Pitt, por su parte, nunca puede transmitir las emociones por las cuales su personaje atraviesa.
Si el destino de estos “aliados” quiere que su suerte sea echada a un rumor sobre la verdadera identidad de la mujer, Pitt no realiza ni el mínimo gesto como para demostrar su preocupación sobre quién es realmente la agente, y si además, se suma que para averiguar la identidad tiene que, por ejemplo, subirse a un avión e ir a Francia clandestinamente para poder verificar con una foto quíén es ella, Zemeckis no logra que éste comprenda que la emoción principal en ese momento es la angustia y la desesperación por el conocimiento.
Película fallida en la que la reconstrucción de época suma un punto a favor en medio de tanto melodrama mal realizado, “Aliados” parece el ejercicio de un principiante, en vez de un film más de uno de los directores que más ha crecido autoralmente dentro de la industria en el último tiempo.