Hasta que la muerte los separe.
Es 1942. Max Vaten, un piloto canadiense que trabaja para la inteligencia británica, llega a Casablanca con el objetivo de asesinar al embajador alemán. Allí conoce a su contacto, Marianne Beausejour, con quien plantean la coartada de marido y mujer para poder acercarse a su blanco. Planificando la operación, se enamoran y, al regresar a Londres, se casan y tienen una hija. La cosa se complicará cuando los superiores de Max sospechen que Marianne es una agente nazi que entrega información aprovechando su vínculo con su esposo. A partir de aquí comienza una carrera contra el tiempo por probar la inocencia de Marianne, porque de ser encontrada culpable, Max deberá matarla y si no lo hace, él será ejecutado.
Si bien trata de combinar el romance con el espionaje, en materia estructura, Aliados te ofrece dos películas al precio de una. La primera es como se construye dicho romance –– y posteriormente familia–– entre los protagonistas. La segunda es el conflicto hecho y derecho sobre el descubrir si la mujer en cuestión es una agente Nazi.
La ventaja que trae abarcar una premisa de esta manera es que no discutís bajo ningún concepto lo mucho que se aman los personajes; por otro lado, la desventaja que trae es que esto puede ser interpretado como una falencia o un arrastre hasta el verdadero conflicto central de la película que no aparece sino hasta una hora de pasado el metraje. El guión se propone sostener este formato planteando intriga y obstáculos en ambas historias, inscribiéndose en la tradición de las viejas películas de espionaje de los años 40 (pero con una violencia en las escenas de acción más propias de esta época). Un sostén progresivo y que mantiene el interés del espectador, pero que conduce a un desenlace poco satisfactorio que no nace de la iniciativa del protagonista. Aunque debe decirse que si la película se narraba estrictamente desde el punto de vista del personaje de Marion Cotillard, otro hubiera sido el resultado.
Por el costado técnico salta a la vista el clasicismo de la dirección de Zemeckis; cada composición de cuadro y cada movimiento de cámara tienen están llenos de significado. Este está apoyado en una correcta fotografía y una dirección de arte que por momentos te da la pauta que si alguien filmara la película Casablanca en la actualidad sería en decorados así.
Brad Pitt y Marion Cotillard entregan buenas interpretaciones, tanto juntos como por separado, al menos durante la primera mitad. No obstante, en la segunda mitad de la película es Cotillard con su sobriedad la que obtiene la nota alta, mientras que Pitt sucumbe de tanto a alguna que otra exageración o falta de credibilidad.
Conclusión:
A pesar de su inusual estructura narrativa y su poco satisfactorio final, Aliados es una película que cumple su función de “star vehicle” para sus intérpretes, cuya química es una de sus mayores virtudes, junto a la impecable puesta en escena de Zemeckis. Si querés ver a dos actores hacer lo que saben hacer mejor, puede que le quieras dar una oportunidad.