En el año 2010 el estreno de Alicia en el país de las maravillas significaba para Disney, y para la industria de Hollywood en general el inicio de una “moda” sobre adaptaciones de cuentos clásicos infantiles en un tono y estética más adulto. Seis años después llega su secuela, la cual a la vista de los resultados podría estar indicando un profundo desgaste de la fórmula.
No nos confundamos, la novela de Lewis Carroll adaptada muy libremente en el primer film tuvo también una secuela, precisamente llamada A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. Parte de la historia de ese libro se veía dentro de la primera película. En esta oportunidad, salvo algunas referencias escénicas el camino que se tomó es totalmente diferente, nada hay aquí de la segunda novela; es más, nada hay de Lewis Carroll.
Alicia (Mia Wasikowska) ahora ya es toda una capitán de barco, a bordo del Maravilla recorre los océanos buscando intercambios de todo tipo. En su regreso de China, se entera que puede perderlo todo, su madre (Lindsay Duncan) ha hipotecado la vivienda y la única manera de librarse de la “condena” impuesta por el rencoroso Hamish (Leo Bill) es entregar su barco y olvidarse de la capitanía pasando a ser una empleada administrativa.
Presionada por la situación, Alicia hallará un nuevo escape reingresando a la Tierra de las Maravillas, esta vez traspasando un espejo.
Una vez dentro de su fantasía, la joven se enterará que El Sombrerero (Johnny Depp) está muriendo de tristeza, cree que sus desaparecidos padres, víctimas de una tragedia, están vivos y que solo Alicia puede regresarlos.
Nada es imposible, Alicia descubre la existencia de la Cronoesfera en posesión de un personaje llamado Tiempo (Sacha Baron Cohen), y necesita robársela para regresar el tiempo e impedir la tragedia de los padres del Sombrerero.
Hay más, Tiempo está siendo somerito por Iracebeth (Helena Bonham Carter), la pérfida Reina Roja, para poder utilizar la cronoesfera a su favor y cambiar los hechos que la llevaron a su situación actual.
El guión creado por Linda Woolverton no se ahorra dar una y mil vueltas, aparecen (casi) todos los personajes de la película anterior y le agrega viajes temporales e idas y vueltas a una Tiera y la otra ¿Significa esto una complejidad del material?
Alicia a través del espejo carece de novedad, todo lo que vemos, incluso una cronoesfera, ya se ha visto anteriormente. La presencia del tiempo como elemento trascendental es remarcada una y otra vez impidiendo la sorpresa sobre lo que puede llegar a venir. Varios de esos giros son los tradicionales de toda secuela, como el conocer nuevas aristas o historias de trasfondo de los personajes ya familiarizados de otro modo.
Para acrecentar esta falta de originalidad el cambio en la dirección no mejoró el panorama. Si Alicia en el país de las maravillas es una de las películas más estándar de Tim Burton, su remplazo por James Bobin (Los Muppets) ofrece algo totalmente falto de inspiración.
Aún bajo las órdenes del gigante Disney, Burton se las había ingeniado para transmitir algo del universo de sus películas y mezclarlo con algo de la demencia de los libros de Carroll. Nada de eso encontramos esta vez, A través del espejo es lo que se conoce como una película de productores, en donde la mano del director se encuentra casi nula.
Todo el desparpajo que Bobin supo imprimir en los Muppets (aunque la secuela guionada por él sea menos irreverente), Flight of the Concords y en los shows de Ali G, parece haber desaparecido dejando lugar a una aventura que se sigue con interés pero que puede adivinarse todo su curso desde que su premisa general queda establecida.
Esa carencia de creatividad también se transmite al rubro interpretativo, en el que los actores ya conocidos repiten cual fórmula lo que hicieron en el anterior film pero en menor medida (algo muy notorio en Depp y Bomhan Carter) y las nuevas adquisiciones se encuentran acotadas por un guión que no les permite desarrollarse correctamente.
Hablamos de un film entretenido, con un gran despliegue de efectos, que pone todas sus fichas a entrar por los ojos (aunque no hay nada sorprendente), y que mantiene su interés constante en sus casi dos horas. Pero la sensación de ser algo menor es latente.
Se podría decir como excusa que es un producto para un público infantil, lo cual iría totalmente a contramano de los conceptos ideados por Carroll de entregar una historia que puede ser apreciada por el público menudo sin necesidad de menospreciarlos y otorgándole el beneficio de la suficiente inteligencia al lector/espectador.
Alicia a través del espejo transmite desgano, presión en realizar una secuela de algo que quizás no lo necesitaba y que solo obedece a la regla de exprimir la fórmula del éxito. Los innecesarios remarcados, la monotonía disimulada con un ritmo de carrusel, y la permanente sensación de esto ya haberlo visto; así parecen dejarlo claro.