La república de Tim, para todo público
Más allá de cualquier crítica que pueda hacérsele al cine de Tim Burton, sería ridículo negar que se trata de un autor, de un hombre del cine que pone su firma a cada proyecto, quizá uno de los últimos artistas en serio dentro de la maquinaria de Hollywood, tan afecta y entregada a la uniformación, a la fórmula.
En ese contexto, Burton, lider de la otredad, llega con un trabajo que lo asocia a un público que hasta ahora rozó, pero sin dedicarle su mundo de oscuridad freak como lo hace en Alice in Wonderland.
El film, basado con respeto pero a la vez con personalidad y cosmogonía propia en el texto de Lewis Carroll, es un recorrido por túneles de perdición y demencia, a la vez que coloridos y levemente kitsch. La historia nos muestra a una Alicia de 19 años (Mia Wasikowska) que al escapar de un compromiso sentimental no querido cae en un túnel que la traslada a un universo alucinógeno, de cuento fantástico bizarro.
Allí, en ese agujero nada virtual conoce a un seleccionado de personajes freaks, empezando por el sombrerero (Johnny Depp), aliado de la Reina Blanca (Anne Hathaway), quien fue despojada de su poder por su infame hermana, la Reina Roja (impecable, maravillosa Helena Bonham Carter). En medio de esa lucha de poder, la joven aventurera toma partido rápidamente por la desplazada, aunque su relación con el entorno de ese país de las maravillas del título muta una y otra vez hacia un contexto más bien pesadillezco, ácido y a la vez amargo y oscuro.
Burton contó para su pequeña épica lisérgica nada menos que con el diseñador de producción de Avatar, Robert Stromberg, asimismo encargado de efectos visuales de films como Shutter Island, 2012 y Piratas del caribe, entre otros.
El mundo creado para darle contexto a la aventura de Alicia es formidable, sirve como apoyatura para una aventura que, en términos formales, no es una gran apuesta narrativa, pero que tiene sus elementos bien seleccionados y tratados como para satisfacer al público infantil, al que sin dudas está dirigido.
¿Lo mejor? La reventada Reina Roja de Helena Bonham Carter, desplegando su histrionismo y las características de un personaje bizarro y temible, siempre dentro del marco de un film apto para todo público. Y claro, el bueno de Johnny Depp, siempre al borde del desacato actoral, del cachetazo de exceso gestual, pero siempre también dentro de su marco de expresividad infinita.
¿Lo peor? La forma en que se desaprovecharon las bondades del 3D, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una producción pensada también para explotar lo que parece ser el recurso visual top de esta nueva década del ´10.
Bonus Track:
-¿Sería exagerado pensar que el año próximo este opus de Burton podría ser una de las estrellas de la entrega de los Oscars? Lo merecería en varios rubros técnicos, empezando por FX y continuando por Diseño de Vestuario, por ejemplo.