Un “híbrido” producto de Disney
Aunque fue prevista como una película que, por su estilo, “calzaría como guante” para el reconocido Tim Burton (El joven manos de tijera, Big Fish, Charlie y la fábrica de chocolates), la anunciada –y esperada por muchos- Alicia en el país de las maravillas probablemente no deje muy conforme a ningún espectador, ni grande ni chico. Aprovechando la avant premiere adelantamos algunas opiniones.
La historia está retrabajada, según dijo la guionista “made in Disney”, Linda Woolverton (La bella y la Bestia, El rey león), con varios cambios respecto la versión original de los libros: Alicia tiene dos años más, y la acción transcurre una década después 1. El mismo Burton reconoció que se hizo otra historia, fusionando los dos libros de Lewis Carroll Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo –además de una leyenda -2.
Como resultado tenemos una típica historia de malos contra buenos (el reino blanco contra el rojo de la malvada reina de corazones), que comienza cuando una Alicia adolescente huye del compromiso social en una fiesta pre-matrimonial y cae, por accidente, al “otro mundo de las maravillas”. Sólo hay un brevísimo flashback de pocos segundos resumiendo el primer viaje de Alicia (el que está contado en el primer libro original) hacia el final.
Al parecer, el director y los guionistas prefirieron contar una “típica historia” basada en un personaje protagonista (Alicia, obviamente) en desmedro de parte del espíritu original de la obra. Esta tiene un mundo de seres y hechos “extraños”, con muchos “sinsentidos” en los diálogos, con juegos de palabras en canciones tradicionales y populares, y refranes conocidos. La historia original tiene que ver con un “mundo patas para arriba” que impresiona y divierte a los niños. Formalmente, algo de esto hay en la versión de Burton, pero no profundamente 3.
Los efectos 3D, a diferencia de las “maravillas” logradas en Avatar, tampoco impresionan en demasía: salvo algunas escenas “de acción”, hay poca sorpresa en las casi dos horas que dura el film (hay mucho primer plano, que “anula” el “efecto 3D”). Incluso hacia el final, con una película llena de música orquestal, el tecno del festejo queda aún más descolgado que el baile final de ¿Quién quiere ser millonario? (Slumdog millonaire). Tampoco se destaca mucho, en cuanto a rol actoral, Johnny Depp (un “preferido” de Burton), ya que en su personaje de “Sombrerero loco” hay mucho de colorido disfraz y efectos –y todo el conjunto de la situación con más actores- funcionando.
Aunque Burton dijo haber visto y estudiado todas las versiones previas a este clásico de la literatura infantil de la época victoriana (mediados del siglo XIX), la versión “siglo XXI-3D”, de Alicia...., a nuestro entender, no supera en verdad a ninguna de las previas –sean películas o bailes- de 1903, 1931, 1933, 1951 (la conocida versión en dibujos animados de Disney), 1972 y 1988. Al parecer Tim Burton prestó el nombre, bosquejó algunos trajes y colores, para una producción “híbrida” que, en esencia, es el show-business de un gran monopolio del entretenimiento; en este caso las industrias Disney. No por nada hay una solapada reivindicación del comercio ultramarino en plena expansión imperialista hacia el Asia.