Burton y su propio atravesamiento del espejo
En una de las películas más esperadas del año y con la producción de Walt Disney Pictures, Burton se arriesga esta vez a construir una versión de "Alicia en el país de las Maravillas" opuesta a la versión de animación que tuvo el mismo estudio y completamente alejada del original de Lewis Caroll.
Tal como la imagina Burton, Alicia tiene 19 años y está a punto de ser casada por conveniencia con un desagradable lord, bajo la anuencia de su madre viuda y obviamente por motivos económicos y para seguir manteniéndose dentro de una clase social privilegiada.
Como forma de "evasión", Alicia cae dentro del famoso pozo y vuelve a su País de las Maravillas, un lugar onírico al que regresa con frecuencia desde muy pequeña -e incluso como lugar de referencia a las conversaciones con su padre-. En esta ocasión, Burton propone como aventura, el objetivo de dar muerte al monstruo Jabberwocky, destronar a la Reina Roja y reinstaurar el destituido gobierno bondadoso de la Reina Blanca.
En ese mundo "del otro lado", Alicia se encontrará con los personajes más famosos del mundo de Caroll: el Conejo Blanco, el Sombrerero Loco, la Reina Roja y la Reina Blanca. el gato de Chesire -magistralmente diseñado en esta versión de Burton-, la Oruga Azul que no para de fumar y hacer figuras de humo (qué fuma?) y los particulares gemelos Tweedledee y Tweedledum.
El despliegue visual con que Burton ilustra este mundo 3D es realmente maravilloso y asombra fuertemente en la mayoría de las ocasiones. Hace un aprovechamiento máximo de toda la tecnología disponible para los tiempos que corren y nos pasea en este mundo de ensueño y todas estas criaturas que alguna vez habitaron nuestra infancia, hoy invaden la pantalla con magnífico realismo.
No solamente el abanico visual es interesante en el film de Burton sino que las actuaciones son otro punto saliente en "Alice in Wonderland". La excelente decisión de que una desconocida Mia Wasikowska se cargue la película en sus hombros, logrando todas las complejas emociones por las que atraviesa Alicia a lo largo del film, es sin duda una carta indudablemente ganadora.
Una desaforada Helena Bonham-Carter -que por un juego visual se presenta desproporcionada y hace que sus ojazos resalten en la pantalla- logra crear un personaje tan siniestro y embriagado de poder como patético y divertido, en un ritmo de comedia que a Bonham-Carter le sienta muy bien.
El Sombrerero Loco de Johnny Depp quizás delega parte de su locura a detalles de vestuario y maquillaje, perdiendo un poco del romanticismo que tenía el ideado por el mismo Caroll. Por momentos parece desentonar con sus compañeros virtuales (el Lirón y la Liebre) con los que la interacción en algunos tramos no se hace tan creíble y muestra a un Depp demasiado preocupado por una locura impostada.
Y hay sin dudas un problema en la marcación de la actuación de Anne Hathaway como la Reina Blanca donde no se termina de definir si Hathaway sobreactúa permanentemente su personaje -quedando completamente desatinada con el tono general del film- o si Burton pidió que construyese una reina tan naturalista y delicada como un guiño y en contraposición al resto de los personajes.
Más allá de las pequeñas apreciaciones, el resto del film es una invitación a un viaje al más profundo mundo de los sueños, adornado por algunas convenciones de la trama, pero que rescata en definitiva la capacidad de Burton para crear universos de fantasía y transportarnos a ellos para que vivamos una aventura más entre sus irreverentes criaturas.