Tal vez lo más extraño de Alicia en el País de las Maravillas es que se trata de una película que llevará a millones de personas a las salas de cine, y el 95 % de quienes se sienten en sus butacas ya conocen la historia de principio a fin.
La versión 2010 de este clásico de clásicos trata mucho más acerca del cómo que del qué se está hablando. Y lo cierto es que, dadas las características del texto original, nadie mejor que el director Tim Burton para comandar semejante desafío.
Despachemos las cuestiones argumentales como para los desentendidos: originalmente se trata de una historia fantástica en la que una niña de 6 años desemboca en un mundo paralelo al real, con personajes sorprendentes pero a la vez temibles, y en donde, gracias al uso de fábulas y metáforas geniales, la jovenzuela deberá aprender a tomar decisiones por sí sola.
Burton se ha permitido alterar el texto base de Lewis Carroll. En este caso, Alicia es una joven de unos 19 años a punto de casarse, y el conflicto éste de aprender a tomar decisiones toma un rumbo más fundamental en alguien ya adulto. Además, este mundo fantástico ya ha sido visitado por Alicia, al parecer en sueños recurrentes que le vuelven desde que tiene, oh casualidad, 6 años.
Pero lo básico está: el Sombrerero Loco -fantásticamente interpretado por Johnny Depp-, la Reina de Corazones -también brillante Helena Bonham-Carter-, la Reina Blanca -Anne Hathaway-, un Cheshire Cat animado, y todo el resto de la troupe…
En su lectura, Burton mantiene ese estilo que me gusta llamar “cine lisérgico” (¡copyright propio!), predominando un estallido de colores que a la vez mantienen cierta oscuridad, un concepto estético entre macabro y divertido, un ambiente sonoro tan importante como el visual… y todo esto potenciado por la tecnología 3D, que permite exprimir la genialidad creativa del cineasta.
En definitiva, la versión de Tim Burton de Alicia en el País de las Maravillas merece ser vista porque, si bien uno ya conoce de qué se trata, la forma en que es llevada a cabo amerita el pago de la entrada.