La adaptación del clásico de Lewis Carroll hecha por Tim Burton con Johnny Depp como el sombrerero loco prometía mucho, mucho más. Nos van a odiar, pero….no nos gustó ni ahí. Los aspectos ambiguos y el doble sentido del relato original desaparecen por completo y el alucinante diseño visual, que mezcla a actores e imágenes generadas por computadora, no la salvan del naufragio total. Cuando llega el bailecito de Johnny Depp es cuando te das cuenta del error que cometiste al entrar al cine. Huyamos.