Monstruos que ya no asustan
Es increíble que a esta altura Ridley Scott siga insistiendo con la saga de Alien, aquella criatura atroz que él transformó en un clásico de la ciencia ficción en 1979, cuando se estrenó “Alien, el octavo pasajero”. Desde entonces han pasado demasiados años y demasiadas secuelas sobre el tema, y el efecto original se diluyó en el camino. “Alien: Covenant” funciona como una secuela de “Prometeo” (2012) y una precuela de la ya mítica “Alien” de los 70. La historia se repite sin muchas variantes: los integrantes de una expedición espacial se terminan desviando a un planeta equivocado y ahí los atacan los monstruos tan temidos. La única diferencia es que aquí los monstruos son una plaga, un virus mutante. Los personajes de “Alien: Covenant” son tan torpes que por momentos quedan al borde de la parodia (salen a explorar un planeta nuevo sin un casco, por ejemplo) y nunca llegan a transmitir miedo o desesperación. El único que se salva es Michael Fassbender (en el papel dual de dos androides), aunque sus superficiales reflexiones llevan al bostezo rápidamente. Para rematar, el giro del final es totalmente previsible, y además anuncia que esta pesadilla va a continuar generando secuelas.