Secuela de "Prometeo" y precuela de la mítica "Alien, el octavo pasajero" -que permanecerá siempre en la memoria como una de las fusiones mas sorprendentes del género de terror y la ciencia ficción-, esta nueva aventura a bordo de la nave Covenant recupera en parte el terror del despiadado y sanguinario monstruo y rebaja el tono científico y metafísico de "Prometeo", con mas acción pero sin el suspenso ni la tensión que hicieron de la original un film de culto.
Diez años después de la desaparición sin dejar rastro de la doctora Elisabeth Shaw -Noomi Rapace- buscando "los ingenieros" creadores de la vida en la Tierra en Prometeo, una nueva expedición en búsqueda de la tierra prometida tiene a la nave Covenant atravesando el Universo en dirección al planeta Origae-6, con más de 2.000 colonos hibernados para crear una nueva comunidad humana. Pero un acontecimiento hace desviar a la Covenant de su rumbo y explorar un planeta desconocido que cambiara su destino.
Alien Covenant es la primera entrega de una trilogía que conecta a Prometeo, la nave de exploración capitaneada por la arqueóloga Elizabeth Shaw -Noomi Rapace- que cuestionaba la relación entre ciencia y religión, la búsqueda de los orígenes y los peligros a los que se enfrenta una humanidad con ínfulas divinas, dejando como legado un androide -David- magistralmente interpretado por Michael Fassbender, con los eventos de la legendaria nave espacial Nostromo, en la que Ellen Ripley -Sigourney Weaver- enfrentó al despiadado, sanguinario y aterrador alienígena.
Sin evitar las convenciones del género, tales como una avería inesperada, una señal de origen desconocido y un planeta extraño, así como sus temáticas -integrantes de una expedición espacial atacados por criaturas feroces, la rebelión de las maquinas contra sus propios creadores y un leitmotiv recurrente de los últimos film del género -Life- como viajes espaciales buscando nuevos hábitat para los humanos ante una Tierra que no da mas-, Alien Covenant combina el trasfondo filosófico sobre la existencia y la creación de Prometeo con la atmósfera tenebrosa e inquietante, la violencia y acción de Alien, el octavo pasajero, para explicar de dónde salieron esas aterradoras criaturas y reciclar algunas de las escenas más memorables de la saga así como gran parte de su iconografía,
Visualmente magnífica esta entrega imprime en su primera parte más acción y traslada -como en la anterior- gran parte de la historia fuera de la nave, aunque con situaciones previsibles y resueltas casi de manera mecánica donde terminan sobresaliendo el encuentro entre androides de épocas distintas planteando algunas cuestiones filosóficas, a cargo de un Michael Fassbender cada vez más parecido a los replicantes de Blade Runner y que no tiene a nadie con quien medirse, convirtiéndose en el eslabón que une el pasado y futuro argumental de la saga.
Con un reparto mermado de estrellas, encabezado por una apática Katherine Waterston por la que nadie sufrirá y tan alejada de aquella angustia, miedo y desesperación que transmitía la teniente Ripley -Sigourney Weaver-, un paso fugaz de James Franco y personajes un tanto vacíos que no logran conectar con la audiencia, Alien Covenant recupera aquellas persecuciones por los claustrofóbicos pasillos de una nave donde salir de ella vivo era el único objetivo de tripulantes y espectadores.
Los inquietantes Aliens han vuelto y ya no son monstruos, sino una malformación genética que dan más asco que miedo y paradójicamente cada vez más despiadados sanguinarios y aterradores pero ninguno tan terrorífico y brutal como el octavo pasajero.
Alien Covenant deja una sensación de deja vu que recupera parte del terror propio de los comienzos pero que difícilmente genere en el espectador una sorpresa similar a la del film original, con un final sin signos de admiración para una saga cuya criatura ya no asusta y le quedan dos capítulos para llegar a que si lo hizo.