Podríamos decir con tranquilidad que Alien: Covenant nos muestra lo que Prometheus (2012) nos había dejado con las ganas. Pero lo que me sucedió a mi es que me dieron aún más ganas de ver los elementos presentados en aquel relanzamiento de la franquicia hace un par de años.
No porque este estreno sea malo porque lejos está de serlo sino porque sus mayores proezas ya las hemos visto en 1979.
Aquí Ridley Scott se copia de sí mismo y no puede competir con la originalidad de su versión más joven y con esto sentencio que ya vimos todo lo mejor de Alien, la franquicia ya llegó (hace rato) a su techo.
Tanto la película original como sus dos primeras secuelas son obras maestras con impronta muy marcada por sus realizadores, y bien consecuentes con su tiempo. Hoy en día -lamentablemente- este film no deja de ser “uno más”.
Expuesto esto, debo decir que pasé un buen rato viendo Alien: covenant. Me metí de lleno en la historia pese a su repetida fórmula.
Scott es un gran narrador, la fotografía es fantástica y algunos planos son para enmarcar.
También hay mucho fan service para los amantes de la saga y te deja con ganas de muchos más.
Asimismo, un aspecto importante para destacar es la importancia del (los) personajes interpretados por Michael Fassbender, a tal punto que la franquicia podría cambiar de nombre y llamarse Androide.
No caben dudas que la labor del actor es soberbia, tanto que opaca el lugar que tendría que ocupar la criatura.
Con respecto al resto del elenco, están todos en la misma sintonía pero ninguno se luce como para destacar. Incluso al personaje Daniels (Katherine Waterston) queda muy bajo la sombra de Sigourney Weaver debido a las similitudes, cosa que no había sucedido con Noomi Rapace en el film anterior.
En definitiva, Alien: covenant es una película que entretiene y que va más por la ciencia ficción que por el terror, pero que está por debajo de los grandes exponentes de la franquicia.
¿Tendremos más? Es probable dependiendo los números pero en mi opinión la franquicia está agotada.