Magia, efectos y asombro
Producida por James Cameron y dirigida por Robert Rodriguez llega a los cines la adaptación del famoso manga de Yukito Kishiro que mezcla acción real con personajes animados
Ambientada en el siglo XXVI, la película presenta a Alita (Rosa Salazar), una cyborg semihumana que es rescatada en un vertedero de basura por el Doctor Dyson Ido (Christoph Waltz), un científico que la reconstruye y la adopta como su hija. A medida que pasa el tiempo, Alita descubre que posee unas habilidades de combate tan grandes como misteriosas, dones que le permitirán enfrentar a toda clase de villanos y conocer su verdadero origen.
No hay dudas de que James Cameron le vio un gran potencial a la historia. Y Robert Rodriguez es un director que ama la acción, la fantasía y el género. Desde la mítica El Mariachi hasta sus producciones más bizarras como Del Crepúsculo al amanecer o Machete, el cineasta ha plasmado en la pantalla historias cargadas de personalidad y rebosantes de entretenimiento. Battle Angel: la última guerrera no es la excepción, es su filme más caro y grande, un despliegue visual impactante que no pierde jamás la impronta de su creador.
La construcción del mundo en donde se desarrolla la trama, el arte de las máquinas que conviven con los humanos, los personajes cargados de humanidad, hacen del filme una verdadera joyita de la ciencia ficción moderna. Sin desprenderse del material gráfico original, el metraje fusiona la vieja escuela "Cameron" de espectacularidad fílmica con la imaginería propia del manga japonés.
Rosa Salazar logra insuflarle vida a su Alita, tan carismática y empática como mortal cuando se lo propone. Pocas veces hemos visto en la pantalla a un cyborg con tanto corazón como el que presenta esta guerrera. La actriz, que previamente apareció en Maze Runner: Prueba de fuego (2015), reveló que pasó varios meses practicando artes marciales a fin de prepararse para las intensas escenas de batalla y que llegó al rodaje transformada.
Las secuencias más extremas, en las que abundan los combates, las persecuciones y las peleas cuerpo a cuerpo son una inyección de adrenalina fílmica, una montaña rusa que hará que los espectadores se sientan en medio de estos paisajes de chatarra pos apocalíptica.
Es una película/espectáculo con todos los condimentos necesarios para pasar dos horas mágicas en la oscuridad de la sala. Uno de esos filmes que al igual que Terminator o Avatar se transforman en clásicos instantáneos.