El cine puede ser un espectáculo, pero también un poderoso dispositivo político, un cine que entretiene y estimula la reflexión. Battle Angel: La última guerrera, basada en el manga original de Yukito Kishiro, es todo eso gracias a los dos nombres y hombres que están detrás de cámara: una mente maestra y un aguerrido y apasionado artesano. La mente maestra es, claro, James Cameron, productor y coguionista de la película. El artesano apasionado es Robert Rodriguez, el director.
Corre el año 2.563. Han pasado 300 años de La Caída, guerra que dejó al mundo dividido en dos. El Dr. Dyson Ido (Christoph Waltz) encuentra a una joven cyborg en el chatarrero de la ciudad. La lleva a su laboratorio, la reconstruye y le pone el nombre de su hija, Alita, a quien perdió en manos de un cyborg fuera de control. Cuando la cyborg cobra vida, no sabe quién es ni de dónde viene. Pero pronto empieza a demostrar una habilidad increíble para la pelea mano a mano, con unos movimientos propios de una guerrera invencible. La joven parece un arma letal.
Alita: Battle Angel (su nombre original) tiene elementos tanto del cine de Rodriguez como del cine de Cameron, como si la película también fuera un cuerpo mitad humano y mitad robot. ¿Acaso la pareja de jóvenes protagonistas no parece una metáfora del cine de ambos realizadores? ¿Acaso el joven y humano Hugo no es el alter ego de Rodriguez cuando era adolescente? ¿Y acaso la joven y robotizada Alita no es la criatura más evolucionada del cine de Cameron?
La conjunción de estilos salta a la vista y es perfecta. Lo robótico y la tecnología rimbombante y cachivachera (aquí la pablara no es peyorativa) le corresponden a Cameron. Y la parte humana y analógica le corresponde a Rodriguez. La formidable escena de la pelea en el bar nos recuerda a todas las escenas de peleas en bares de Rodriguez, desde La balada del pistolero hasta su exploitation vampírico Del crepúsculo al amanecer, codirigido con Tarantino. Y de Cameron está su personaje principal, Alita, interpretado por Rosa Salazar, que nos recuerda a los personajes de Avatar, sobre todo por sus grandes ojos.
Battle Angel: La última guerrera es un trepidante filme de acción ciberpunk, provisto de una fuerza y un ritmo sorprendentes, una aventura de ciencia ficción moral, una película futurista con alta dosis de efectos especiales, cuyo argumento de fondo es la lucha de clases. Tanto para Rodriguez como para Cameron hay poderosos y esclavos, personas que detentan el poder y quienes obedecen. Ambos directores se ponen del lado de los desprotegidos, de los aplastados por el sistema. Rodriguez y Cameron saben que los ricos son los únicos enemigos. Y a los únicos que hay que combatir.