Producida y co-escrita por James Cameron y dirigida por Robert Rodriguez, Alita: La última guerrera es la primera colaboración entre ambos autores del cine norteamericano. Protagonizada por la ascendente Rosa Salazar (Bird Box) y secundada por Christoph Waltz (Bastardos sin gloria), Jennifer Connelly (Una mente brillante), Mahershala Ali (Luz de luna) y Keean Johnson, esta adaptación hollywoodense del manga creado por Yukito Kishiro llega a las pantallas con un abultado presupuesto cercano a los 200 millones de dólares.
Alita: La última guerrera es una aventura postapocalíptica con una joven mujer como protagonista, tratando de sobrevivir en un ambiente hostil, rodeada de criminales y cyborgs peligrosos. Utilizando los más avanzados efectos digitales, el equipo técnico logra hacer de Alita un personaje vívido y creíble. Las escenas de acción también consiguen una tensión lograda por una buena dosis de peleas, y la recreación de ese mundo futurista anclado en algún lugar entre el Mad Max de George Miller y el Blade Runner de Ridley Scott. Sin embargo, Alita: La última guerrera trastabilla con un guión que contiene algunas escenas demasiado expositivas y diálogos por momentos obvios e insulsos. Hay que decir que algunos de ellos se justifican por el retrato adolescente y aniñado que busca la historia en los ojos de su protagonista, y por suerte, Rosa Salazar logra llevar el peso de la película con potencia y carisma (inclusive en algunos de los pasajes más débiles del film) gracias a una performance que logra emocionar hasta al espectador más cínico. Bien acompañada por el elenco, Salazar se alza como el punto más alto de Alita: La última guerrera, más allá de su presupuesto y efectos especiales.
Alita: La última guerrera es un largometraje de ciencia ficción entretenido, épico y con una gran actuación de la protagonista. Más allá de las falencias del guión, merece ser apreciada pantalla grande.