Alita, Battle Angel: Una guerrera que entretiene.
El célebre director Robert Rodriguez se anima a probar un nuevo género con esta adaptación del manga llamado “Alita: Battle Angel”. Siendo una obra de ciencia ficción, con el elenco que tiene y con el nombre del director. ¿Es una película realmente distinta?
El director conocido por películas como “Machete”, “Sin City” o “Mini espías” decidió encarar este proyecto colosal, siendo el proyecto más caro y definitivamente más grande de su carrera. Para darnos un ejemplo del tipo de producción que manejaba Rodriguez antes de este proyecto, la película con mayor presupuesto hasta “Alita, Battle Angel” había sido “Sin City: A Dame to Kill For” con 65 millones de dolares, mientras que en este caso la nueva obra del director costó entre 150 y 200 millones de dolares.
Es importante remarcar este presupuesto en la obra del director porque lo que suele pasar cuando alguien acostumbrado a otro tipo de proyectos decide encarar una película más grande es que pierde creatividad y pasa a ser un proyecto mucho más industrial. Lamentablemente, no se puede decir que este caso es la excepción, y de primeras avisamos a cualquier fanático del director que la película tiene poco que ver con Robert Rodriguez, y aunque podemos ver esbozos en la calidad de algunas escenas de acción, principalmente se maneja en otro estilo.
Esto, pese a que pueda significar una decepción para algunos, le da posibilidades a la obra para destacarse en una enorme cantidad de elementos técnicos y de ritmo que están manejados a la perfección. Visualmente, y sobre todo en los primeros minutos, la imagen es imponente, y totalmente merecedora de verse en una pantalla IMAX. El color, la ambientación que generan y el mundo al que nos introducen está repleto de guiños a distintas películas de la ciencia ficción, principalmente recordando mucho a las calles de Blade Runner, pero definitivamente creando su propio estilo visual. Es muy satisfactorio que en tiempos como los de hoy donde el género se encuentra tan estancado en una misma linea estética, poder ver este tipo de obras tan frescas.
Aún así, no se puede decir lo mismo del diseño sonoro en el film, con un uso de la música bastante molesto que aparece solo para distraerte de la trama y resaltar lo que ya se sabe desde la palabra. Las escenas tristes vienen con una música triste que aparece muy temprano en la situación, enfatiza demasiado la emoción, y dura mucho más de lo que debería. Este ejemplo se repite durante todo el film y es, junto al último punto que hablaremos, uno de los principales problemas que tiene para que realmente se la tome en serio como una obra notable.
Si hay algo que se puede decir de esta propuesta es que no toma riesgos en absoluto y si hay algún elemento para poder ejemplificarlo es el guion. La historia que cuenta es extremadamente predecible y le cuesta mucho diferenciarse de cualquier otra película actual. Sus personajes son bastante olvidables y las actuaciones, aunque en ningún momento desentonan, no se destacan en ninguno de sus interpretes. Esto es más extraño si recordamos que en el elenco del film se encuentran actores como Christoph Waltz o Mahershala Ali, quienes parecen haber sido contratados con el único fin de darle más renombre al film. Esta falta de sustancia podría ser perdonada si la película no insistiera tanto en que nos encariñemos con los mismos, poniendo reiteradas escenas en las cuales hablan solo para contarle cosas al espectador, de manera muy artificial y poco natural.
En conclusión, y sin menospreciar el funcionamiento del cine como herramienta de entretenimiento, la película se queda a las puertas de ser una obra de ciencia ficción distinta y original. Sus escenas de acción son interesantes, el ritmo está bien llevado, y es visualmente entradora, pero esa falta de sustancia en la trama y sus situaciones predecibles por el final del film terminan limitándola un poco y alejándola de ser algo más. Al fin y al cabo, es una película entretenida y fresca, pero no más que eso.