Caída del cielo
Las adaptaciones de mangas/animes a la industria hollywoodense no suelen arrojar los mejores resultados. Más allá de algunas excepciones, la mayoría son experimentos fallidos, siendo la desastrosa Dragon Ball Evolution el caso más resonante. Battle Angel: La última guerrera logra triunfar en este frente, ofreciendo una historia de ciencia ficción ciberpunk entretenida y a gran escala, aunque termine perdiendo coherencia narrativa por el camino.
La película nos sitúa cientos de años después de “La Caída”, una catastrófica guerra que dejó al mundo en ruinas, dejando en pie una única y poderosa ciudad flotante llamada Zalem. Aquí se encuentra la elite de la sociedad, mientras que debajo se apilan los sobrevivientes en una ciudad formada por los restos que arrojan desde arriba. Es en este basurero tecnológico que el doctor Ido (Christoph Waltz) encuentra a una cyborg que decide reparar y nombrar Alita en honor a su hija fallecida. Alita (Rosa Salazar) despierta sin memoria pero curiosa por este mundo que desconoce. Sin embargo, pronto se dará cuenta que ella es mucho más poderosa de lo que imagina y que su existencia representa una amenaza para siniestras fuerzas superiores.
Este film representa un proyecto personal para James Cameron, quien lleva casi dos décadas intentando llevar la historia de Alita a la gran pantalla. Su compromiso con las secuelas de Avatar lo alejaron de la silla de director, conservando su posición de productor y guionista. Sin embargo, el sello de Cameron está presente durante toda la película, incluso por arriba de la correcta dirección de Robert Rodriguez. Desde sus innovadores efectos especiales a la espectacularidad de sus escenas de acción, incluso compartiendo temáticas relacionadas a la tecnología, la segregación de clases y el amor, también presentes en su filmografía.
Rosa Salazar está magnífica como la inocente y tenaz Alita, logrando una cautivadora interpretación (incluso haciendo olvidar sus gigantes ojos generados por computadora). El gran problema de la película es su desmesura y falta de equilibrio. La acumulación de conflictos hace que termine volviéndose un tanto densa a medida que avanza la historia. En particular su subtrama romántica, que termina cobrando una exagerada importancia, haciendo que pierda claridad en su recta final.
Battle Angel: La última guerrera es, a pesar de todo, una buena traslación de la magia de la animación japonesa al mercado occidental. Quizás su descomunal ambición acabe por jugarle en contra, pero su confianza en su heroína caída del cielo es como mínimo contagiosa.
*Crítica de Javier Puma