Es curioso el caso de “Alta Cumbia” (Argentina, 2014), filme del realizador Cristian Jure (que tiene por estrenar la película sobre “Pepo”, presentada recientemente en el Festival Internacional de Cine de Mar Del Plata) que intenta desandar los caminos de la llamada “cumbia villera” y su momento de surgimiento en un contexto político y social particular.
Lo curioso es que el realizador decide transitar la lábil línea que separa el documental y la ficción, manejando entre los dos registros un tono casi paródico por lo que el trabajo de campo e investigación, exhaustivo, profundo, termina por desdibujarse.
Tomando como punto de partida la situación particular de un exproductor de televisión, que ahora se dedica a vender CD’s truchos en la villa, y la posibilidad de conseguir un dinero para terminar con los “aprietes” de usureros, acepta la propuesta de un empresario (Diego Cremonesi) de hacer un documental para España sobre el género “cumbia villera” (si es que hay un género llamado así) y volver a recuperar, con él, un espacio ganado que tenía sobre la música y que lo perdió luego de la crisis de 2001.
Martín Roisi, conocido como “el Fanta”, por su grupo “Fantasma”, es el encargado de personificar al “rastreador” de los orígenes del estilo, quien además debe lidiar con cuestiones particulares como el próximo nacimiento de su hijo, deudas que lo están agobiando y el poder, de alguna manera, recuperar el lugar que tenía en la música y que la economía quiso que no tenga más.
Jure narra la búsqueda con particular énfasis en las entrevistas personales que Roisi consigue, en ella éste dialoga coloquialmente con cada uno de los miembros del movimiento musical al que se lo emparenta con el 2001 como una manifestación de un estado social de crisis y explosión que no pudo contenerse y que encontró en la simpleza y claridad de las letras de sus canciones, un público cautivo que supo que no era música nada más aquello que sonaba desde las radios.
“Alta Cumbia” rinde homenaje a cada uno de los exponentes de la cumbia villera otorgándole en la pantalla el tiempo necesario para que puedan contar, a partir de anécdotas y recuerdos (algunos gratos y otros no tanto) la explosión de un fenómeno que supo ocupar horas y horas en las radios y programas de TV, y que rápidamente, también, se trasladó a fiestas y bailes.
“Flor de Piedra”, “Los Gedes”, “Pepo”, Daniel Lescano, son sólo algunos de los convocados al documental para poder comprender, en parte, la complejidad del fenómeno llamado como “cumbia villera”.
Roisi avanza en la investigación y captura de testimonios mientras intenta, casi sin lograrlo, encontrar a la figura máxima del movimiento, Pablo Lescano, que supo hacer con su grupo Damas Gratis himnos que fueron tarareados y cantados por infinidad de seguidores.
Hay una búsqueda expresiva a partir de la utilización de trazos gráficos, exposición de la imagen a colores, y la utilización constante a referencias de la iconografía y cultura popular (Gauchito Gil, Maradona, etc.) que buscan legitimar aún más aquello que se relata.
“Alta Cumbia” claramente es un exponente del documental, que en el híbrido con otros géneros termina por perder el norte por lo que sólo se puede recuperar algunos testimonios de aquellos que en un momento supieron con su música expresar un estado de época y darle voz a los más necesitados, mudos hasta el momento.