La adopción con nueva mirada
Se estrena en pantalla grande, pero tendrá permanencia asegurada en la chica, este mediometraje documental sobre diversas instancias afectivas del acto de adopción, y en especial de la forma en que se construye el sentimiento de maternidad, ya que para los autores, más que hablar de instinto debería hablarse de construcción de vínculos.
Los autores son la actriz y guionista Mónica Gazpio, y el documentalista Fernando Rivera («Pepe Núñez, luthier»). Entre ambos han entrevistado variedad de padres, madres, y también hijos adoptivos. Son tocantes, y centrados, los relatos de estos últimos, dos hombres ya grandes, y de un tercero que en vez de adoptado fue «criadito», como se decía antes en el campo. No hay resentimiento en ninguno de ellos. Tampoco mayor orgullo en los adoptantes. Se subraya la idea de la aceptación mutua y el beneficio compartido por encima de la voluntad de hacer el bien, expresión que en estos tiempos ha caído bajo sospecha. Se extiende en cambio una mirada fuertemente comprensiva hacia la mujer que abandona a su hijo biológico. «Nadie que cuida un embarazo durante nueve meses y deja a buen recaudo al niño que acaba de nacer puede olvidar esa fecha ni puede pasar indemne ese día», escribió Gazpio reflexionando sobre un festejo de cumpleaños.
En algunos casos, cuando la persona no quiso o no pudo dar su testimonio a cámara, se la reemplaza con intérpretes como Laura Azcurra, Osvaldo Laport, o Cecilia Rossetto. El recurso es algo discutible, ya que algunas actrices componen su texto con una carga dramática que suena, precisamente, a actuación, pero, en fin, lo que importa es lo que ahí dicen. Y todos dicen algo interesante, digno de ser masticado en conversaciones posteriores. En resumen, un trabajo distinto, recomendable para ver y conversar en diversos círculos, e incluso en familia. Para prestarle atención.