No hay mejor público que los chicos para evaluar este tipo de propuestas.
Las dos películas de Alvin y las ardillas que se estrenaron hasta ahora, que trajeron a la pantalla grande a estos personajes que tiene más de 50 años de vigencia, tuve oportunidad de verlas en una función con niños.
Al comparar lo que sucedió en las dos funciones con el público infantil la conclusión es más que clara: La secuela no resultó tan divertida como la primera parte.
Recuerdo que el primer film arrancaba muy bien con mucho entretenimiento y después caía al estancarse en situaciones redundantes.
La nueva historia directamente ya arranca estancada en un pozo del que nunca logra salir.
Es evidente que Jason Lee (protagonista de la anterior) estuvo comprometido con otro proyecto durante el rodaje y los productores sólo lo podía tener disponible un par de días, ya que su trabajo es muy breve.
Esto le jugó en contra a la película porque el actor se desenvolvió muy bien en el film anterior y el reemplazo que consiguieron para la secuela, Zachari Levi, es realmente impresentable.
Nunca termina de quedar claro cuál era la función de su personaje.
El mayor logro del film son los efectos especiales donde pulieron mucho más el aspecto, las expresiones faciales y movimientos de las ardillas que parecen totalmente reales.
De hecho, en la secuencia inicial los animalitos demuestran que tiene más carisma que los Jonah Brothers.
La incorporacion de la Chipettes, que son la versión ardilla de Destiny Child tampoco aportó demasiado.
Los espectadores más pequeños probablemente sean los que más disfruten de esta historia, a los adultos no les queda otra que remarla.