Llega a nuestros cines la cuarta entrega de la adaptación cinematográfica de Alvin y las ardillas, llamada esta vez: Alvin y las ardillas: Aventura sobre ruedas.
Esta vez, las traviesas ardillas ven amenazada su particular familia por la entrada de Samantha, la reciente novia de Dave, quien además de competir por su amor, tiene el terrible agregado de ser la madre de Miles, un insufrible adolescente que las atosiga desde el primer momento en que se conocen. Ante la perspectiva de que Dave le proponga casamiento a Samantha en Miami, las tres ardillas y Miles emprenden un viaje por todo Estados Unidos para intentar detenerlos.
El argumento es simplista y clásico y las situaciones ridículas que se dan en el viaje ponen al particular grupo a transitar una serie de escenas locas que prometen entretener a los más chicos, pero que la verdad, pocas veces lo hacen. Los chistes de canciones se vuelven repetitivos, los personajes son muy acartonados y particularmente el doblaje al español deja bastante que desear.
Salvando que al publico mayor Alvin y las ardillas se le vuelve un poco larga, los menores disfrutan con los animalitos, los chistes de golpes y caídas y algunos de los temas los pueden mover en sus asientos.
Sin ser una buena película, sabiendo que el rango etario al que apunta es de 6 o 7 años para abajo, los más chicos van a salir del cine contentos y ese es el objetivo principal de Alvin y las ardillas.