Subí que te llevo
Alvin y las ardillas: Aventura sobre ruedas (Alvin and the Chipmunks: The Road Chip, 2016) es una comedia que bucea en los rasgos más representativos de las road movies agregándole el plus de la música y los gags a los que estos pequeños roedores nos tienen acostumbrados, construyendo un nuevo tipo de film en sí mismo.
Partiendo desde la iniciativa de Alvin, Teodoro y Simón, junto con el joven Miles (Josh Green) de viajar a lo largo de Estados Unidos para impedir el pedido de mano de Dave (Jason Lee) a su prometida Samantha (Kimberly Williams-Paisley), la acción de la película transcurre sobre cómo las tres ardillas y el adolescente pueden comenzar a trabajar en equipo y convertirse en familia.
Alvin y las ardillas: Aventura sobre ruedas deja de lado su costado plagado de música para introducirse en el género de carretera, ese en el que, además de los protagonistas, los escenarios comienzan a cobrar vida y entidad propia. Toma algunos puntos folclóricos de la América profunda, como el Mardi Grass, o el carnaval de Nueva Orleans, sin dejar de lado a la árida Texas, por sólo mencionar algunas postas de relevo.
Por momentos los números en los que se interpretan clásicos del cancionero norteamericano, u otros temas más recientes de la cultura popular, generan cierta desconexión entre la historia y los mismos, pero rápidamente es subsanado con una edición ágil y cameos increíbles (atentos a John Waters) que reubica a los protagonistas de esta historia de escape, amistad, amor, (y la renovación de la confianza en vínculos familiares diferentes), en los que el ensamble se presenta como la posibilidad de un nueva oportunidad para transitar la vida.
Las ardillas siguen cantando, con su voz característica, pero la habilidad de esta nueva entrega radica en poder sumar una historia que vaya más allá de la sucesión infinita de videoclips de las predecesoras.
Como exponente del género road movie el guión posee todos los aditamentos necesarios para construir el relato, mientras que como comedia familiar, su propuesta está acorde a las circunstancias de una franquicia para los más pequeños, que suma a los grandes y sigue funcionando muy bien para sorpresa de todos.