La definición del amor
Amando a Carolina (2018), con la dirección y guion de Martin Viaggio, nos trae una historia de amor protagonizada por Guillermo Pfening y Bela Carrijo, que sucede entre dos países, Brasil y Argentina, donde el mero acto de la imaginación de un escritor dará a entender qué es el amor.
Diego (Pfening) es un joven porteño y cosmopolita que, atormentado por un amor no correspondido, empieza a escribir una novela sobre su inexistente historia con Carolina (Carrijo), una brasileña residente en Argentina que conoció tiempo atrás. Mientras Diego se sumerge en la escritura y realiza inútiles ritos de olvido, ella se enamora en Buenos Aires de un artista plástico brasileño que recorre el mundo en camioneta. Decidida a dejar a un lado su fobia al compromiso, emprende la vuelta a su país para tratar de convencer a Diego de comenzar una vida juntos allí. Toda esta premisa desembarca una historia de amores y desamores, contada de una manera bastante peculiar: el espectador visionara la trama como si leyera un libro, es decir, divido en capítulos, pequeñas notas a pie de página que son importantes para el desarrollo del film.
El director trata de salirse de lo convencional a la hora de contar una película sobre el amor, porque va más allá de eso, busca mostrar lo que pasa por la cabeza de una persona enamorada y que encima no es correspondida, la cual vive atrapada sin salida en diferentes pensamientos imaginarios con miles de posibles finales, ya sean tristes o felices.
Pero lo más importante y destacable de un film que por momentos puede llegar a ser un poco lento, es la actuación de Guillermo Pfening (Wakolda, Caito) que demuestra el gran actor que es. Su trabajo nos permite sumergirnos en la soledad y fantasía que vive este escritor a través de la imaginación y la redacción de algo totalmente inexistente y que, además, termina definiendo un poco, algo tan complejo como el amor, pero para ello el espectador tiene que estar muy atento a cada escena que sucede y tratar de diferenciar que es real y no. Al final, tal vez la clave sea que el amor es sólo una fantasía que oscila entre esa dimensión irreal y la realidad.