Muchas veces tenemos admiración por alguien que nos genera algo dentro de nosotros, llegando a los sentimientos y que nos cambia la mirada sobre la vida misma, esto le sucedió a la directora Paula Pellejero con su documental Alberto Greco, obra fuera de catálogo (2018), un homenaje a este artista de los años 50’ y 60’. La pintura, el tango, la acción poética son parte de la historia de un artista que deambuló durante muchos años entre Argentina, Brasil y parte de Europa, siempre buscando entender cómo funciona el mundo pero dejando sus expresiones artísticas donde iba hasta su muerte en 1965. El documental se podía quedar en una biografía más de un artista no masivo, pero no obstante va mas allá y es gracias a su directora y creadora -quién impone su voz para el film- que le da su propia mirada a la obra de Alberto Greco conectando con su propia vida. La fascinación por parte de Paula Pellejero es tal que esta obra cinematográfica es una carta de amor a Greco y nos da la sensación que no importa el tiempo o la época, porque las relaciones se establecen de cualquier forma siempre que se llega a tocar alguna fibra íntima. Las imágenes que vemos de Alberto Greco, obra fuera de catálogo son un conjunto de anécdotas y experiencias de la misma directora que recopiló durante varios años, y que al espectador que vea esta película le dará la sensación de que una vida artística es posible.
El mejor amigo del hombre El director Albert Hughes dirige ALFA (2018), una épica historia de un muchacho con su fiel amigo que indaga en los orígenes de la amistad entre el hombre y el perro. Una aventura ubicada en la última Era del Hielo, más precisamente en Europa, 20.000 años atrás. Mientras participa en su primera cacería con el grupo élite de su tribu, un joven resulta herido y es abandonado al considerarlo muerto. Al recobrar la conciencia se encuentra lesionado y solo, debiendo aprender a sobrevivir en medio de la dura e implacable naturaleza. Con reticiencia doma a un solitario lobo alejado de su manada y ambos dependen uno del otro, convirtiéndose en inverosímiles aliados que resisten incontables peligros para hallar el camino a casa antes de que llegue el letal invierno. La sinopsis deja bien en claro a qué género pertenece esta cinta protagonizada por Kodi Smit-McPhee, una aventura que funciona de manera correcta. No obstante el primer acto es bastante lento y tiende a aburrir un poco al espectador, pero esta historia de amistad entre el hombre y su can genera empatía al instante, entregando un momento bastante meloso y agradable a la platea. Al poco diálogo que posee el relato cabe destacar que la película está subtitulada, ya que los personajes hablan en un lenguaje prehistórico, siendo muy difícil de encontrar un film comercial dirigido al gran público en estas condiciones. Es una interesante y arriesgada opción, ya que resulta más realista que los personajes hablen de esta forma y no en inglés (y haber sido doblada posteriormente). ALFA está dirigida a un público familiar con algunos toques de cine arte pero, así y todo, al cinéfilo acérrimo no le deja nada nuevo.
Exprimido en Texas El cine, en los últimos tiempos, está viviendo de manera descarada de remakes, precuelas y spin-off de grandes películas que surgieron a lo largo del tiempo, y este es el caso de La masacre de Texas - El origen Leatherface (Leatherface, 2017), la octava historia de esta interminable franquicia que exprime su trama hasta que no quede más nada para contar. El primer film de la masacre de Texas es del año 1974. En su momento, sorprendió al público por su sadismo al mostrar las escenas más horripilantes grabadas hasta ese tiempo. De ahí en más le siguieron una sucesiva serie de secuelas derivadas de esta historia. Sin embargo los directores Alexandre Bustillo y Julien Maury deciden contar la historia del origen del asesino de la motosierra. La historia tiene lugar años antes de los sucesos de la cinta original en la que Jed Sawyer (Sam Strike), un niño de 10 años, se convierte en el infame Leatherface. Jed, un joven encerrado injustamente, escapa de un Hospital psiquiátrico de Texas junto a unos reclusos, Bud (Sam Coleman), Ike (James Bloor) y Clarice (Jessica Madsen), para llegar a su libertad, pero entre ellos una joven enfermera Lizzy (Vanessa Grasse) es secuestrada por el grupo y son perseguidos por el Comisario Hartman (Stephen Dorff), quién busca venganza por la muerte de su hija a manos de los Sawyer. ¿Es necesario saber el nacimiento de Leatherface? Sin dudas que no, pero en un mundo cinematográfico en que todo necesita ser contando, esta trama nos permite entretenernos de buena manera durante el tiempo que dura y, sin aportarle nada nuevo a la saga, tiene actuaciones como la de Sam Strike que nos permiten conocer la psiquis trastornada de este hombre por una familia abominable que lo lleva a ser lo que todos conocemos. También se destaca la labor de Stephen Dorff que se podría llegar a pensar que es quien impartirá justicia a la historia pero nos mostrará que no hay un lado bueno y otro malo. Alexandre Bustillo y Julien Maury tratan de generan todo lo que el género de terror conlleva y una manera de mostrarlo es a través del gore que tiene cada escena de esta cinta, generando una incomodidad en el espectador. Pero no solo eso, también hay momentos de un tono sexual provocador, pero la pregunta es ¿lo logran? La respuesta es “relativamente” porque dependerá de la experiencia de cada persona que realice el visionado. La masacre de Texas - El origen Leatherface es una más del montón, no marca el camino hacia nada nuevo, sino que nos muestra que a Hollywood se le acabaron las ideas hace bastante tiempo y está dispuesto a reciclar lo que sea.
Justicia para todos El documental de Pablo Giménez, Carlos e Isabel Suárez sobre la dictadura militar en la época del franquismo, Desde el otro lado del charco (2018), nos trae a la reflexión el accionar de una justicia que muchas veces nunca llega. Las víctimas de la dictadura franquista han padecido y padecen el ninguneo histórico de un país que se ha negado sistemáticamente a juzgar los crímenes cometidos durante el proceso. Después del duro golpe que supuso para las víctimas del franquismo el frustrado intento de abrir un proceso judicial en España contra los responsables, en 2010 se abrió una ventana desde el otro lado del océano, concretamente desde la República Argentina. Esa es la información necesaria para hacer el visionado de este documental que es apuntado para un público específico que quiere y desea saber sobre la historia de España y también, de nuestro país. Una serie de entrevistas realizadas a Estela de Carlotto (Presidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo), Carlos Slepoy (Abogado de la querella), Carlota Ayud (Abuela de Plaza de Mayo), y a Joan Tarda (Diputado por Cataluña -ERC), forman parte de la querella para pedir justicia por el pueblo español. Los dos países se unen en la búsqueda de un hueco que dé lugar, por lo menos, a una justicia universal. Las víctimas del franquismo sufrieron la desaparición de sus familias, una historia que se replica y repite en la Argentina que, conmovida por lo sucedido con sus hermanos españoles, trata de ayudar a conseguir algo de equidad. Los relatos y testimonios de cada entrevistado muestran la tarea atroz detrás de una dictadura militar, un mal tan siniestro como mortífero que llega a dejar secuelas en la historia de todo un pueblo, el cual no debe olvidar lo sucedido. Además, el documental no sólo plasma el proceso iniciado con la querella argentina, sino que también recoge la historia de la causa que un día fue abierta en territorio español, a través de la cual se juzgó y encarceló a responsables de la dictadura militar argentina.
El deseo de ser Proyectada por primera vez en nuestro país en el 4° Festival Nacional de Cine General Pico, tras estrenarse mundialmente en la 68 Berlinale, La omisión (2018) de Sebastián Schjaer, es un interesante viaje introspectivo por una ciudad nevada del sur argentino. La historia se centra Paula (Sofía Brito), una joven porteña de 23 años que emprende una intensa búsqueda laboral con el único propósito de ahorrar dinero. La falta de un trabajo, un hogar, un entorno afectivo estable, acabaran convirtiendo esa búsqueda en un recorrido personal. Este drama que vive el personaje principal es tan hostil como el ámbito en el que se desarrolla el largometraje, todo es carente de afecto pero eso no le impide salir adelante en la vida, cometiendo actos que el espectador juzgará de alguna manera. La excelente fotografía del film, sumerge por completo a una trama que se la ve sólida y real. Para el espectador es importante que deje sus prejuicios afuera de la sala o por lo menos que entienda y comprenda que Paula está consiente en el contexto que vive y que va hacer lo que sea para salir adelante, pero lo que no tenía planeado es que muchas veces, como en la vida misma, uno termina encontrándose consigo mismo cuando menos lo piensa, pero ¿Qué hacer cuando los demás no comprenden esa situación? La típica frase “estar acorralado entre la espada y la pared” es perfecta para la situación que vive el personaje interpretado por Sofía Brito. Lo destacable es el prevalecer del deseo expresado en el film, en el intento de la protagonista de querer llegar a una mejor situación y calidad de vida, trazando planes que imponen un cambio que puede hacer mejorar las cosas pero al mismo tiempo perjudicar a las personas que se quiere, al tomar un camino egoísta y solitario, sin importar si se tiene hijos, novio, novia o se está casado. La omisión es un viaje introspectivo que deja muchos interrogantes para reflexionar, pensar y sobretodo cuestionar de buena o mala manera y eso está perfecto. Hoy en día es bastante difícil encontrar en una pantalla de cine una película que proponga esta clase de desafíos, que se necesitan cada vez mucho más.
De terror El guionista estadounidense Dennis Bartok, se mete como director en la nueva película, Paranormal (Nails, 2017), que nos promete una amenaza muy terrible que acecha en la oscuridad. Pero lo más tenebroso no es lo que se encuentra en la oscuridad, sino lo atroz que puede llegar a ser una película de terror como ésta. Paralizada tras un terrible accidente, Dana (Shauna MacDonald) lucha por recuperar su vida de siempre y a su familia. Su recuperación no va a ser nada fácil si la comparamos con las de otros pacientes en su mismo estado, ya que tendrá que lidiar con un fantasma en la habitación del hospital que la visita todas las noche para tomar su vida y alma. Es la premisa de un film de poco presupuesto con la mayoría de sus escenas sucediendo en una única habitación. Pero eso no es lo malo de la historia, sino que dentro de ese lugar, se desarrollan todos los clichés que posee el género de horror y de muy pésima manera. La película ni siquiera tiene una buena iniciativa de guion y, con el correr de los minutos, se desploma por completo. Las malas actuaciones del elenco, cuyos personajes tienen de repente sorpresivos trasfondos poco convenientes para la trama, hacen que el espectador piense que está atrapado en una cinta de las peores vista en el siglo. El tiempo y la atmósfera que envuelven esta historia de mal inicio, un trastabillado núcleo y uno de los peores desenlaces, son la combinación perfecta para que el espectador no quiera repetir la experiencia de verla nunca más, aun así si lo repitiese un viernes o sábado por la noche en algún canal de cable poco conocido. Paranormal es poco correcta, de esas que nos dejan pensando que el género cada vez está más devaluado que el peso argentino, y sin esperanza de remontar.
Juego de amigos ¡Te atrapé! (Tag, 2018) está basada en una historia real que fue publicada por uno de los medios más importante de Estados Unidos, The Wall Street Journal. Cada año, durante un mes, cinco amigos muy competitivos se juntan para un juego -que acá en Argentina vendría a ser la mancha- que sin tabúes han jugado desde la primaria. Arriesgan sus vidas, sus trabajos y sus relaciones, para derrotarse uno al otro. Esta comedia, dirigida por el debutante Jeff Tomsic y escrita por Rob McKittrick y Mark Steilen, cuenta con un elenco de primer nivel con figuras de la talla de Annabelle Wallis, Jon Hamm, Jeremy Renner, Isla Fisher y Ed Helms, como muestra clara de que están ahí para elevar la venta de tickets en las boleterías. Todo es un juego de niños que fortalece la amistad en un grupo de personas adultas que busca, más allá de la edad, revalidar las relaciones con sus pares. La cinta protagoniza por el “Avenger” Renner es una comedia de pastelazos, es decir, cada acción cómica que se realiza es con algún golpe hacia el otro, los cuales en algunos momentos causan en el espectador algo de risa. Sin embargo, no tiene un humor muy inteligente aunque el guion lo sabe y es respetable porque la película no pretende más que eso. Pero sí desde el equipo actoral, pretende llevar al público los sentimientos de amistad que tiene cada miembro del grupo hacia el otro. La debilidad del film es que se percibe que cada uno de los personajes es un estereotipo: la parodia de un tonto, el afroamericano que no entiende nada, el amigo millonario, el ganador y el alma del grupo. Es curioso que se lleve al extremo tales personalidades cuando se trata de un hecho basado en hechos reales, pero se puede escudar en el marco cómico que tiene la trama. El guión falla en un solo personaje, el de Annabelle Wallis, una periodista que está ahí para retratar lo que sucede, pero que por momentos en la historia no tiene justificación de su presencia y hasta se percibe incómoda en la película. Pasa a formar una parte más de la escenografía para justificar la veracidad de la historia que salió en un medio muy conocido de EEUU. ¡Te atrapé! es una comedia atrapada en un juego de niños para ver con amigos y, tal vez, revalidar la amistad.
Un drama familiar En su debut cinematográfico, el guionista y director Ari Aster nos presenta El legado del diablo (Hereditary, 2018), un film que se zambulle en el género de terror pero que además le agrega una cuota de drama familiar pocas veces visto. Cuando Ellen, la matriarca de la familia Graham, muere, la familia de su hija (Toni Collette) comienza a desentrañar secretos crípticos y cada vez más terroríficos sobre su ascendencia. Cuanto más descubren, más intentan escapar del siniestro destino que parecen haber heredado. Esta sinopsis nos da la pauta que más que una película de terror es un drama familiar que envuelve a un grupo de personas que no están bien psicológicamente. La historia por momentos da la sensación de no arrancar nunca, sin embargo, ese el punto clave, el engaño al espectador es esencial para la trama y a medida que se va desarrollando todo va teniendo un sentido y un porqué de las cosas. Pero también eso le juega en contra a la película de Ari Aster, debido a que el espectador se puede aburrir en ese proceso de descubrimiento. El legado del diablo no es una colección de escenas de ventanas o puertas que se cierran solas, pero en el momento en que algo ocurre genera impacto desde lo visual, y cuenta con una de las mejores secuencias del año que termina con un gore espectacular y, si la amenaza es en principio algo psicológica, luego pasa a ser real. El pilar fundamental para que el film no decaiga y se mantenga es la actuación de Toni Collette que es una actriz que sabe llevar a sus personajes a un buen desarrollo en el diálogo y sus expresiones para generar en cada escena que lo requiera. A su vez, al tener en su entorno personajes de tono opaco y apagados de personalidad, en más de una situación Collette puede verse algo sobreactuada pero que de ninguna manera empaña su buena actuación. El legado del diablo es un film lúgubre que nos invita a ver el pasado de una familia que, desde el inicio, sabemos que no va terminar nada bien, pero lo importante está en el proceso por el cual llegamos a ese macabro punto.
Con aires de realidad A lo largo del tiempo, el cine ha contado innumerables historias sobre el después de una ruptura amorosa, donde todo mejora o bien, la protagonista conoce al amor de su vida. Sin embargo, Respirar (2018), de Javier Palleiro, nos trae una realidad diferente centrado en la subjetividad de una persona que se siente abandonada. Maria Canale es Julia, una mujer que está deprimida tras romper su noviazgo con Pablo (Esteban Bigliardi) de quién además esta embarazada. En su cabeza teje un pensamiento de abandono y apatía que, sumado a su falta de trabajo, la hace caer en un mar de resentimiento del cual le será difícil salir. Javier Palleiro refleja un tema de la vida misma muy marcado: la soledad de una persona y lo que puede generar en ella. Julia es un personaje que tiene todos los matices oscuros, y con el correr del film va ahogándose en su propia agonía siendo la actuación su única manera de salir adelante: Desde el rencor, el enojo y la amargura le miente a los que están a su alrededor. Respirar, desde su inicio tiene poco dialogo y puede a llegar a ponerse algo lenta pero en realidad, cada plano, cada escena, está pensada para que el espectador sienta la intimidad y la desolación del personaje principal, que está destruido psicológicamente. Una persona susceptible que puede explotar por cualquier situación que llegue a incomodarla. La cinta no pide que entiendas lo que sucede con ella, sino, que muestra una realidad que existe, que es verosímil, y que no tiene que ver con un cuento de hadas. Lo más destacable es que no busca el drama al mostrar un hecho específico que está en boca de todos. Pero la pregunta que deja al terminar de verla es, ¿hasta dónde somos capaces de manipular nuestro alrededor para nuestro beneficio? La respuesta puede variar en cada uno de los que hagan el visionado de la película. Respirar deja en claro que el viejo dicho “Quien mal anda, mal acaba” es una verdad absoluta, que todo llega sin chances de conseguir un poco de aire para respirar.
Obreros de la música Rocío Gauna y María Victoria Ferrari se embarcaron en el proyecto de gestionar y dirigir, Ser Luthier (Manos argentinas) (2018), film que nos muestra cómo es la construcción de instrumentos musicales pero, sobre todo, la razón de ser un obrero de la música. Así como existe el carpintero, el herrero o el tornero, cada uno fábrica o repara diferentes tipos de objetos que sirven para la vida cotidiana. Sin embargo alguna vez nos preguntamos ¿si no existieran los luthiers? Sería muy probable que el mundo no conociera la música tal como la conocemos. El documental de Gauna y Ferrari nos relata de manera clara qué es este oficio de la construcción de instrumentos a mano. La película es un conjunto de pequeñas entrevistas que narran grandes historias que se entrecruzan a lo largo de una hora y nos permite adentrarnos en un mundo muy poco conocido por el público general, para definirnos qué ser un luthier, es decir un artesano de la música, y la pasión que genera vivir de esa profesión y cómo sus artistas conviven con eso. El sonido, la comodidad y la estética son primordiales para que un instrumento sea bueno para su uso, pero esto puede ser fácil de hacer desde una fábrica. Sin embargo un luthier se encarga de que cada guitarra, violín o violonchelo sea preparado específicamente para un cliente en especial, de eso se trata al fin y al cabo, de que se genere un vínculo más allá de un trozo de madera con cuerdas. Ser Luthier (Manos argentinas) es un documental que invita a los neófitos del tema a acercarse un poco más a la música pero desde otro lado: a valorar una profesión que no es tan común pero que es muy interesante. Además nos deja un mensaje claro: hasta algo tan maravilloso como la música necesita de alguien que le dedique tiempo de construcción y, algunas veces, de reparación.