Amanecer en mi tierra

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

“Amanecer en mi tierra”, de Ulises De la Orden
Por Ricardo Ottone

Desde 2005 con Río arriba, su primer largometraje, Ulises de la Orden viene construyendo una filmografía comprometida política y socialmente y de un carácter personal que a lo largo de sus seis documentales, que comprenden también Tierra adentro (2011), Desierto verde (2013), Mujer entera (2015), Chaco (2017) y ahora Amanecer en mi tierra, permiten observar la recurrencia de temas como la relación con la tierra, los efectos depredadores del capitalismo, la lucha de los pueblos originarios, y la defensa por parte de la comunidad de sus derechos, su identidad y su cultura. Amanecer en mi tierra va en ese mismo sentido, así como contiene y condensa varias de estas inquietudes.

Este nuevo documental da cuenta de una experiencia interesante e inédita, la construcción de un barrio que contiene varias características particulares. Se trata de un barrio intercultural producto de la alianza estratégica entre Vecinos Sin Techo y una comunidad mapuche, el Lof Curruhuinca, quienes aunaron esfuerzos ante la falta de vivienda. Se trata de un emprendimiento no comercial sino social buscando dar respuesta a una necesidad común. Y además se encuentra en San Martín de los Andes, uno de los destinos turísticos que más creció en la Patagonia, que recibe mucho visitantes extranjeros y cuyo crecimiento implica también precios altos y un elevamiento en el costo de vida que se hace muy difícil de sostener para los trabajadores que hacen funcionar la ciudad. Más aún, una iniciativa de estas características en esta locación implica chocar, o por lo menos ponerse en la vereda de enfrente, a los emprendimientos inmobiliarios de la zona y los negocios de funcionarios con los privados.

Todo esto suena bien y es fácil de decir pero otra cosa es llevarlo a cabo. Los vecinos sin techo y la comunidad mapuche lo vienen llevando a cabo con la organización, los acuerdos, las dificultades y también los conflictos que eso conlleva. Ulises de la Orden fue documentando el proceso y este film muestra el trabajo de varios años. Esta documentación implica el registro de incontables reuniones, asambleas y discusiones, a veces amables y a veces no tanto, entre representantes de las organizaciones, vecinos y técnicos y la comparecencia ante funcionarios. Registros que forman el grueso del film y que, para dar cierto ordenamiento, están atravesados por una entrevista radial donde se cuenta el origen e intenciones del proyecto, que incluyen no solo la vivienda sino también una economía autosustentable, el respeto por el medio ambiente y la soberanía alimentaria.

Lo más interesante del film es dar cuenta de que un proyecto así, con lo idealismo que está en sus bases y la simpatía que obviamente despierta, no implica (y no debería sorprender por ello) un camino libre de obstáculos y de enfrentamientos, tanto con los de afuera como especialmente entre los propios implicados que tienen que poner en juego, discutir, a veces defender y a veces deponer posiciones muy encontradas en pos del objetivo común, y muchas veces de manera áspera. Por otro lado, la elección de contar a través de estos intercambios hace que uno vaya asistiendo al proceso de construcción y también a sus vaivenes, pero también resulta por momentos fatigosa (algo que no sucede cuando justamente la discusión se pone más picante) y con un predominio agobiante de lo discursivo, resultando en un encadenamiento de asambleas, discusiones de trabajo y a veces denuncias, que se airea de a ratos por imágenes de la construcción o de la cotidianeidad de los vecinos que por lo general funcionan como separadores.

De la Orden tomó un tema fascinante pero a la vez complejo, sostenido a lo largo del tiempo y con unas cuantas alternativas, idas y vueltas. Tuvo que hacer allí un trabajo arduo de edición para condensar todo ese material y dar forma a un relato que es inevitablemente coral. Lo hace sin subrayados pero con una toma de posición clara, apostando por la lucha pero también por la solidaridad y por la necesidad de negociación y lograr consensos en las diferencias cuando la necesidad y los objetivos son los mismos.

AMANECER EN MI TIERRA
Amanecer en mi tierra– Lihuntun Inchin Mapu. Argentina. 2019
Dirección: Ulises De la Orden. Guión: Mariano Starosta. Fotografía: Federico Bracken. Música: Juan De la Orden. Montaje: Germán Cantore. Dirección de Sonido: Julián Caparrós. Producción: Juan de la Orden: Duración: 80 minutos.