Yo soy un defensor de la primera Crepúsculo (2008), pero un notorio detractor del resto de los filmes de la saga. Lo que en principio parecía una buena idea comenzó a volverse cada vez más ridícula y, para esta cuarta parte - dividida codiciosamente en dos, tal como pasó con el último filme de Harry Potter o con la inminente El Hobbit -, las cosas han llegado al extremo de lo intolerable. Aún con la elección de un super director como Bill Condon (Dioses y Monstruos) para manejarla, el talento de éste resulta insuficiente para remontar una parva de material estirado hasta el exceso y plagado de secuencias absurdas. El filme tiene atmósfera... quizás demasiada, y la prueba está en que recién a los 52 minutos nos enteramos de cuál es el conflicto central de esta entrega de la saga.
Al menos Bella ha dejado el histeriqueo y ha decidido casarse, aunque sea con un antiguo pedazo de carne muerta como resulta ser Edward. Los pibes se van a una isla en Brasil, cosa de que los gritos de la chica no se escuchen en su pueblo natal, y deciden tener una revolcada histórica - imaginen un vampiro con 400 años de celibato! -. El problema es que Edward en la cama es peor que Superman con Viagra, y todo esto culmina con la cama destrozada, y la chica toda machucada, caminando con las piernas flojitas como si fuera Bambi recién nacido. Lo que sigue es una bobada tras otra - Edward que no quiere volver a ponerla, Bella que le ruega que sí -, lo que termina por coronarse con un embarazo instantáneo en menos de 14 días. Algo así como lo mismo que tardaban en crecer un sobrecito de Sea Monkeys.
Esto recién pasa al final de la primera hora, luego de 60 minutos de videoclips románticos rodados en cámara lenta. Al menos uno deja de bostezar y se acomoda en el asiento, porque el embarazo de Bella es clara señal de que se viene el tole-tole. Dicho y hecho: se entera Jacob - otro que le tiene ganas a Bella desde hace varios años - y empieza una especie de histeriqueo de "tengo que matar a la criatura pero proteger a la muchacha, pero voy a matar a ese vampiro de mier... que ahora resultó ser mi mejor amigo y pelea a mi lado". La gente se pasa de bando como quien se cambia de calzones sucios, y toda esta pavada culmina en una cesárea a dentellada limpia, Berp para creer.
Amanecer, Primera Parte es lenta y ridícula. El elenco cancherea con sus personajes - ya hace varios filmes que están metidos en sus pieles - y eso es lo que remonta un poco los diálogos y las situaciones terribles que les depara un mal guión. Bella es un interminable dolor testicular que hace lo que quiere y ahora, que logró encamarse con el vampiro, no sólo le niega el nido sino que quiere morirse dando a luz y dejándole un pibe - un pequeño draculín - a su cargo. Pareciera que la moraleja de la historia es que el sexo es malo, sino, mirá lo que te pasa por ponerla. (Sorry por los comentarios coloridos, pero es que cada fotograma del filme me hace pensar en una catarata de chistes atroces relacionados con lo que estoy viendo). El resto histeriquea y vive cambiando de bando y de idea, y uno al final se cansa. Che, ¿no había otra mina mejor en el pueblo?. ¿Alguna vampiresa o alguna loba que estuviera potable?.
Amanecer, Primera Parte sólo es digerible para los fans a ultranza de la saga. A esta altura, la linea argumental ha entrado en un pantano del que resulta imposible salir a flote. Felicito a los tipos que pergueñaron esto y que recaudaron 280 millones de dólares con semejante engendro, un culebrón ridículo, sobreproducido y extremadamente popular entre las adolescentes cachondas.