Hacia el final, un intenso “Amanecer”
Todo tiene un final, incluso cuando los productores estiran una película al punto de dividirla en dos con el solo objetivo de sacarle más dividendos a su exitosa franquicia. De modo similar, pero no tan grave ni largo, al interminable final de Harry Potter, esta última entrega de la saga de «Crepúsculo» pierde contundencia por dedicar más de media película a escenas demasiado dialogadas y situaciones donde los personajes repiten los mismos conflictos de los films anteriores.
La diferencia es que hay más atractivos, empezando por una Kristen Stewart que ahora es vampira, y descubre que la vida de los no muertos incluye superpoderes que tienen más que ver con los personajes de Marvel Comics que con la descripción del vampirismo según la famosa novela de Bram Stoker o cualquier otro producto literario o cinematográfico con algo de sentido común. Pero, sobre todo, la gran alegría de la flamante vampira Bella es que finalmente, consumados sus lazos vampíricos con su galán Robert Pattinson en la primera parte de «Amanecer», ahora también consuma sus lazos amorosos, algo que después de tanta frustración en las películas previas. la pobre realmente se merecía. Pero por suerte también hay alegrías para esa pobre gente que pagaba una entrada al cine para ver una de terror y se encontraba con estos anticlimáticos vampiros que nunca se deciden a clavar sus colmillos y hombres lobo que logran controlar su metamorfosis aun ante la visión de la más radiante luna llena. Al menos este final tiene bonitas masacres de vampiros malos a cargo de los vampiros buenos, y viceversa, incluyendo algunos flashbacks medievales cortando cabezas de lo lindo e incluso arrojando niños al fuego (en uno de los guiños a «Alexander Nevski» de Eisenstein, que por algún motivo el director Bill Condon asocia con esta batalla campal entre no muertos, con ayudita de los hombres lobo que, como ya se sabe, en esta saga son mas buenos que Lassie).
Esto no significa que no haya que esperar demasiado para que las cosas terroríficas exploten como debería suceder en un film del género fantástico. También faltan actores de reparto de nivel, y lo que realmente no tiene redención son las canciones pop del soundtrak, todo un insulto al supuesto gusto musical de las adolescentes que componen mayormente el público al que está destinada esta saga.
Para ser justos, las escenas intensas de esta segunda «Amanecer» realmente lo son, y tanto la fotografía de Guillermo Navarro como el score de Carter Burwell aportan detalles brillantes.