Nosferatu, El Conde Drácula y hasta Chócula abandonaron sus sarcófagos para ver si el final de la saga Twilight era o no una estaca en el corazón.
A ver. El balance lo hago basándome en lo que ha sido la saga en general, pero mis críticas se enfocan en el final.
Hay que aceptar que a Kristen Bella Stewart le sienta mejor el vampirismo que la simple y fría vida de humana que solía tener. Desde ya aclaro que no estoy de acuerdo en la insistencia de comparar a las películas de La Saga Crepúsculo con otras sagas de culto e icónicas, así como también critican la imagen que tienen estos vampiros modernos con respecto a los clásicos Drácula. Hay que ubicarse en la butaca del momento y ver éstas películas desde el lugar de lo que son y al público que apuntan, sin pedir más.
Ahora sí, me pongo las creepy contact lenses y paso a enfocarme en Amanecer – Parte 2 (Breaking Dawn: Part 2, 2012). Como se imaginarán el comienzo de la películano es muy introductorio, ya que todos los líos que se venían armando deben solucionarse antes de que la nieve endurezca. Es como si comenzara todo de nuevo pero esta vez desde los ojos de Bella y con el conflicto por su revolucionaria hija.
La tendencia que se venía gestando en cuanto a maquillaje, efectos y fotografía se confirma del todo; no hay excusa para defenderla. Todos esos componentes son muy flojos y evidentemente exagerados. Algunos personajes, sobretodo femeninos, parecen vedettes operadas, la pequeña Renesmee carga con una suerte de aura que la hace un poco escalofriante, principalmente cuando es bebé, que de humanidad tiene un cero a la izquierda. Prácticamente está todo generado por computadora y eso la vuelve muy poco creíble, aunque con ese dato no les estoy aportando ninguna novedad. El maquillaje ha ido de mal en peor y no ha coincidido entre películas; los que primero eran nada más que vampiros pálidos con ojos miel o rojizos, ahora parecen demonios. La fotografía se conserva, medianamente… Y el sonido tiene momentos muy raros para el oído. También hay varios cortes en ciertas secuencias que te dejan un poco descolocado. Seguramente, en la fantasía del lector de los cuatro libros, todo esto se presentaría mucho más lindo e impresionante de lo que luego puede verse en la película.
Yo creo que los verdaderos fans van a quedar conformes; se desata la esperada y tan anunciada batalla, y con alguna que otra sorpresa. Bella desarrolla todo su potencial con su nueva identidad siendo eso lo más interesante que hay para ver. La pasión entre los recién casados continúa y las tensiones con Jacob ya se redujeron a una tranquila amistad. Tanto los vampiros veganos, como los lobillos, la temida familia italiana y hasta los humanos (bueno el pobre de Charlie que es el único que queda y el que mejor actúa gracias a que por ahora no le picó el bicho de la onda sobrenatural), toman decisiones que supongo van a dejar a todos satisfechos. Hay muchísimos personajes nuevos, aunque lamentablemente algunosestán de sobra…
Sin más; no esperen una película de Tarantino, esperen una película que si se convierte en culto es por haber generado tanto amor y tanto odio al mismo tiempo, todo mezclado en una coctelera de testosterona adolescente y de gente que no entiende que simplemente esto esuna tendencia actual y diferente. No pretendan que esté al nivel de cintas como Star Wars, Volver al Futuro o si quieren más cercanas, Harry Potter. Tan sólo confórmense con que Twilight and company es un fenómeno indiscutido y tiene sus razones. El cine es así y uno tiene la libertad de ver lo que le gusta y lo que no, pero no por eso las cosas son buenas o malas.
Se criticará que los Cullen sólo beben sangre animal, se criticará que no tienen el aspecto de un verdadero vampiro y que encima son buena onda y cancheros, se criticará que son lindos y deseados por todas, se criticarán las actuaciones de los protagonistas, los efectos, las incoherencias y todo lo que quieran… Pero nadie puede negar que la culminación de Twilight suponga el cierre de todo un ciclo que arrancó pasiones desde el principio, aún si Taylor Lautner no se hubiese sacado la remera.