La ceremonia de cierre
La película marca el fin de una etapa que con un estética básica y aires de telenovela emociona hasta las lágrimas a sus seguidores. El guión apuesta a la conciliación.
La saga de Crepúsculo llega a su fin. Cinco películas en total –teniendo en cuenta que Amanecer tiene dos partes– en cinco años seguidos y un fenómeno nacido en la literatura que se hizo extensivo al cine. Esta culminación divide definitivamente las aguas. O se sigue con euforia el cierre de la saga o se la pasa por alto sin problemas. No es el momento de acercarse a estas películas ni vale la pena discutirle a los seguidores acerca de la calidad de los films. Quienes amen la historia de Bella, Edward y Jacob, lleven los pañuelos, porque si hay algún mérito en Amanecer parte 2 es justamente la emoción. Emoción que se logra por llegar al final de la historia.
Pero fuera del universo de los fans, hay que decir que pocas películas comerciales de esta masividad están tan mal filmadas como esta serie. De las cinco películas no importa si esta es la peor, pero sí está claro que estéticamente es muy básica, incluso torpe. Estática hasta llegar al ridículo, sus aires de telenovela barata la hacen difícil de soportar. Más que una telenovela, parece una fotonovela, pero tampoco es que ese absurdo llega lo suficientemente lejos como para hablar de estilo. La historia comienza con Bella recuperada del parto y convertida en vampiro, y la nueva crisis que supone la llegada de una hija que no se sabe si es como sus padres o no.
Muchos diálogos estáticos, los mismos efectos especiales lamentables de toda la serie y los mismos actores inexpresivos, llevados ya a límites asombrosos. Pattinson ya demostró que siempre está igual, pero Stewart y Lautner han probado ponerles más fibra a los papeles que han hecho más allá de las películas de Crepúsculo. El único elemento interesante y rescatable de la película es una inusual apuesta a la conciliación antes que a la violencia y la guerra. No es poca cosa resolver una saga con esta idea. La necesidad de espectacularidad de las películas industriales termina siempre en batallas épicas y desaforadas, como única forma de resolver los conflictos, algo a lo que Amanecer parte 2 renuncia con inteligencia y hasta ingenio.
Si bien las películas llegan acá a un final, no podemos tener la certeza de que este cierre sea definitivo. Ese es el problema con los vampiros, si uno no los mata, son capaces de vivir para siempre. Para siempre, sobre todo en el cine, es mucho tiempo, demasiado.