Los vericuetos del deseo femenino
En su tercer largometraje después de Por sus propios ojos (2008) y Lengua materna (2010), la cordobesa Paolinelli describe la crisis que se desata en una pareja de lesbianas (Mecha y Ofelia) que lleva siete años junta cuando una de las dos confiesa una infidelidad. La presencia de una tercera (Ana Laura) derrumba la aparente solidez del vínculo y allí es donde empiezan a surgir -cual efecto bola de nieve- rencores, resentimientos, despechos, fantasías y revanchas (¿venganzas?) que llevan a los personajes (cuatro en total, porque también aparece un hombre violento y abusivo) a vivir situaciones cada vez más extremas.
Por su temática, por su narración y hasta por su tono, Amar es bendito es un film difícil y provocador. No es que pretenda ser un trabajo intelectual o su estructura sea impenetrable para el espectador común (tiene incluso varios momentos logrados de humor), pero la guionista y realizadora apela a actuaciones, diálogos y situaciones bastante oscuras, inquietantes y asfixiantes que lo alejan del realismo y que hasta pueden resultar un poco chocantes.
Hay ciertos parlamentos y algunos aspectos de las interpretaciones que me resultaron un poco forzados y antinaturales, pero aun cuando me costó creerme del todo los vericuetos, derivaciones y alcances de la trama reconozco la convicción y la audacia (la narración bordea lo policial, lo fantástico y regala incluso una coda musical) que hay en Amar es bendito, película que ratifica a la prolífica Paolinelli como una de las directoras más sensibles -sobre todo en su exploración del deseo femenino- del panorama actual.