Ofelia & Mecha & Ana Laura & Mario
Hace unos días murió Paul Mazursky, director y guionista que tuvo su pico de fama allá por los 70’s, especialmente con una película muy en clima de época como Bob & Carol & Ted & Alice (que en verdad es del 69). Aquella hablaba sobre cierta sexualidad libertaria que comenzaba a asomar y dejaba de ser tabú: dos parejas, cruces, dudas, placer, deseos, inseguridades. Casi medio siglo después, Amar es bendito pone en evidencia un poco eso mismo pero distinto: la heterosexualidad ha sido trastocada por una sexualidad menos acotada en géneros, y ahora dos lesbianas experimentan con sus emociones en un cruce que atraviesa el lesbianismo pero también la heterosexualidad. Al fin de cuentas, dice la directora Liliana Paolinelli, el horizonte sigue siendo el mismo: el dolor que genera la inseguridad y el no sentirse deseado.
Ofelia y Mecha atraviesan su crisis del séptimo año. Mecha la engaña a Ofelia con Ana Laura. Pero a los lógicos trastornos que esto genera -y que la película deja inteligentemente en una charla inicial y en una elipsis de seis meses-, la directora no traspone el obvio triángulo amoroso con sus vértices entre la osadía de lo nuevo o la seguridad del hogar, sino que lo completa con un cuarto en discordia (Mario) para sumar profundidades y aristas de género, tanto sexuales como cinematográficas. Porque Amar es bendito mezcla con una coctelera gigante dosis iguales de melodrama, comedia neurótica y thriller. Y si bien el resultado no es todo lo satisfactorio que uno espera, la apuesta es lo bastante interesante como para no apreciar los riesgos que corre la directora.
Paolinelli trabaja con esmero la angustia y el deseo femenino. Multiplicado y exacerbado, aquí, por tres personajes que luchan contra sus propios deseos. La película propone ese vínculo lésbico desde el primer minuto, por lo que en ese sentido nada luce demasiado forzado ni explicativo: en una sociedad donde el matrimonio entre personas del mismo sexo es algo que la propia Constitución habilita parece ya un poco tonto tener que explicarse. Mecha y Ofelia viven juntas, desde hace siete años. A lo que vamos a asistir es a su propio derrumbe como pareja. Y eso es importante aquí: Ofelia y Mecha no son una calentura, son una pareja constituida.
Es verdad que Paolinelli toma varios caminos alternativos para llegar hasta ese final. Algunos son satisfactorios (una salida de “a cuatro”), pero otros resultan un tanto antojadizos y hasta faltos de timing (toda la subtrama policial): incluso parece haber una apuesta subterránea al disparate en su trama acumulativa y por capas, pero que no termina por definirse del todo y eso hace que Amar es bendito por momentos luzca bastante confusa en su tono (especialmente en la última media hora), con actuaciones que por momentos son desparejas o se salen de registro. De todos modos, la directora no se achica y dobla la apuesta en el final-final, donde aparece subrepticiamente lo musical para redondear de manera oral algunas ideas que andaban revoloteando por ahí sobre el amor, el desamor y diversas angustias existenciales.