CINE DE GENERO SIN TEMOR AL RIDICULO
Amateur, la película de Sebastián Perillo, integró la Competencia Nacional del reciente Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y es saludable que una película de género forme parte de un espacio así y que se sostenga desde una solidez narrativa/técnica que la acerque al público más allá de ciertas poses festivaleras. En este sentido, Amateur se planta sin temor al ridículo y cuenta una historia de intriga psicológica que alterna buenos momentos y otros al borde del disparate. El inconveniente tal vez pase por una desmesurada necesidad de incorporar citas a variados films, algunos de ellos de culto, y establecer un sistema de referencias constantes que dan como resultado un cocktail más cercano al ombliguismo cinéfilo que a otra cosa, en desmedro de un tono que la película no parece encontrar.
Al comienzo, en un programa de TV digno de Alex de la Iglesia, un médium chanta intenta comunicarse con el espíritu de Hitchcock y no lo logra. Es una buena señal la de dejarlo descansar, dado que el maestro del suspenso nunca hubiera utilizado escenas de sexo que recuerdan a cierta estética pornosoft acompañadas de sintetizadores al palo. Refiero lo de Hitchcock porque cada vez que aparece una película de intriga, las declaraciones de actores, actrices y otros involucrados evocan su nombre. Esta es sólo una de las tantas citas entre las que aparecen Sangre de vírgenes, La muerte camina en la lluvia, Los muchachos de antes no usaban arsénico, Psicosis y Bajos instintos. Es como si al director le urgiera compartir con amigos sus placeres bajo la premisa de construir una historia para meter todo junto. La historia comienza con Martín (Esteban Lamothe) al que su novia ha dejado. No tendrá demasiado tiempo para entristecerse (a las películas de género no les preocupan necesariamente los conflictos emocionales) ya que a raíz de un pedido de su jefe encuentra un video porno que involucra a la mujer del dueño del canal. A partir de ahí lo movilizará la calentura antes que la curiosidad y ese será el disparador que no relegará el efectismo como parte de la trama. La parte más floja del film transcurre en la reiteración argumental de arquetipos vistos muchas veces y en el trazo grueso de chistes fáciles, aunque esto se compensa con hallazgos en la composición de algunos personajes como el del detective o la encargada de cuidar el depósito de videos en el estudio.
Al final, quedará la incertidumbre sobre si tomar esto en serio o en broma. Esa indecisión puede ser el fundamento mismo del film.