Sebastián Perillo se vuelca en Amateur, su opera prima, al cine de género con evidente placer y pericia.
Amateur es un thriller con múltiples referencias al cine clásico y a filmes de culto argentinos pero también al cine mundial.
Un editor de televisión descubre casualmente un video de porno amateur y a la vez conoce a quien resulta ser su protagonista: la esposa del dueño del medio donde trabaja (un millonario que además le alquila un departamento ya que está sin casa luego de sus separación). Obsesionado con lo que ve trata de establecer un vínculo con ella que devendrá en un hecho fatal. A partir de eso se desata una investigación policial, un chantaje y un secuestro que confluirán en un desenlace violento. Crimen, violencia, deseo sexual y traumas del pasado convergen y se desatan como pasiones sin límites.
La puesta en escena, los movimientos de cámara, los desnudos, la musicalización remiten al cine de los 80 postdictadura (el argentino y el primer Almodóvar, por ejemplo), la cita a Sangre de Vírgenes de Emilio Vieyra no es gratuita, los nombres de los personajes, la construcción del personaje del policía Saslavsky con su ingenuidad y su bonhomía, el abrupto final para un protagonista (al estilo del Hitchcock de Psicosis) no son sólo un procedimiento que se regodea en su propio juego sino un estilo que es un plus pero también viste a la historia que se cuenta. Las reglas del género hacen que quizá innecesariamente se trate de “justificar” cierto accionar de la protagonista que se mueve entre la respuesta a un trauma o una pulsión de muerte, pero es apenas un detalle comprensible.
Amateur tiene buenos climas, buenas actuaciones tanto del reparto protagónico: Alejandro Awada, Jazmín Stuart, Esteban Lamothe y Eleonora Wexler como de los secundarios terminan redondeando una película que remite a otras tantas pero con vida propia.