Tributo al cine de autor, y poco más
Con el título de "Amateur" ya hay una película de Néstor Frenkel. Le hubieran puesto "Estocolmo". Los españoles hicieron una con ese título pero quizá no se enteren. Como tampoco Battaglia, Romero, Arrieta ni Saslavsky van a saber que ahora tienen unos homónimos muy particulares. Así es: en esta obra ciertos personajes llevan nombres de viejos artistas argentinos, y también están citadas varias películas, desde "La muerte camina en la lluvia" y "Sangre de vírgenes" hasta "Los muchachos de antes no usaban arsénico" y más allá. "De entre los muertos", dice alguien, extendiendo a otro ámbito los homenajes. Y los aprendizajes.
Al comienzo, un médium chanta invoca el espíritu de Alfred Hitchcock. Para saber si éste viene a la obra, hay que verla. Si el espectador se engancha con una porno que un personaje descubre entre viejas U-matic también querrá ver cómo sigue. Y más cuando el sujeto descubre quién es la mujer de la película porno. El tipo tiene dos para elegir. Elige mal, porque ahí está la gracia y empieza la desgracia para más de uno (y una), y la cosa se pone sexual y truculenta. La causa de los males se explica en un flashback bastante jugado para estos tiempos de gente quisquillosa. La cuna de tantas referencias (De Palma, los hermanos Coen, Hitchcock, etcétera) está en la mente del productor Sebastián Perillo, hombre de variada experiencia que acá debuta como director y coguionista.
Lo acompañan Esteban Lamothe en plan Travolta flaco cruzado con Janet Leigh, las chicas Eleonora Wexler y Jazmín Stuart (la morocha vigilante y la rubia fatal), Alejandro Awada, "el inspector" Daniel Kargemian y el músico Darío Ramos Maldonado. La escena de Stuart con Awada en la casa hogareña es de antología, y el conjunto hace perdonables algunas inocentadas del guión.