El director de Construcción de una ciudad reivindica en su nuevo film al septuagenario Jorge Mario, odontólogo de profesión en Entre Ríos, pero entusiasta superochista, obsesivo cinéfilo (hilarantes sus métodos de archivo), conductor de un longevo programa radial dedicado al séptimo arte, fundador de un grupo de boy scouts, campeón de tiro, filatelista y coleccionista de muchos otros tipos de objetos. Entre todas sus reliquias, el multifacético personaje guarda una muy especial: una copia de su western Winchester Martin, que tuvo dos versiones y podría tener una tercera. El protagonista -que por momentos recuerda al Daniel Burmeister de El ambulante- tiene muchos atractivos como para generar empatía del espectador, aunque para mi gusto Frenkel -que hace gala nuevamente de sus múltiples ideas narrativas y visuales- resulta demasiado condescendiente con su criatura, incluso ante cierto patetismo de sus actividades y pensamientos. Igual, se trata de un retrato humano lleno de simpatía y con no pocos hallazgos.