Amenaza bajo el agua es una continuación de Black Water, una película de terror australiana que tuvo una buena recepción en el público y la prensa en el 2007.
Las historias no están conectadas entre sí salvo por el concepto central relacionado con un cocodrilo gigante que devora exploradores molestos.
Tras la buena repercusión de su ópera prima, el director Andrew Tacki volvió a trabajar una temática similar en El arrecife (The Reef) con la particularidad que en esa oportunidad el protagonista era un tiburón.
En el 2013 tuvo una incursión fallida en el subgénero del found footage con La jungla, donde un leopardo mitológico masacraba a otro grupo de exploradores. Un punto en común que une a estas producciones es que Tacki parece tener un problema con la industria del turismo.
En Amenaza bajo al agua retoma una premisa familiar con resultados más positivos. Sin grandes ambiciones pero con un buen dominio del suspenso el director elabora una propuesta clase B que está muy bien narrada y no decepciona en materia de entretenimiento.
En este film en particular consigue muy buenos momentos claustrofóbicos a la hora de retratar la exploración de unas cavernas. El concepto de quedar atrapado en ese lugar, sin la posibilidad de pedir ayuda y al acecho de un cocodrilo hambriento resulta inquietante y Tacki le saca provecho a la idea.
Todas las escenas que transcurren dentro de las cavernas son muy buenas y el coco está muy bien implementado y se ve realista, algo que no suele suceder con la mayoría de los filmes de este tipo.
Pese a sus limitaciones argumentales, dentro de su estilo los australianos consiguieron un producto mucho más digno que numerosas propuestas hollywoodenses que se pueden encontrar en la tele y plataformas de streaming.
Las actuaciones del reparto son decentes, los personajes no son estúpidos y las secuencias de horror están bien elaboradas. Dentro de esta temática los italianos fueron los pioneros en darle protagonismo a los cocodrilos en The Great Alligator River (1979), con la chica Bond Barbara Bach (esposa de Ringo Starr) que se colgaba con total impunidad del éxito de Tiburón de Spielberg.
Desde entonces surgieron algunas buenas películas como Alligator (mi favorita) escrita por John Sayles, que tenía un tono de sátira y en los ´90 Lake Placid reunió sus adeptos con varias continuaciones.
Amenaza bajo el agua no está al mismo nivel de lo que hizo hace poco Alexander Aja con Crawl, pero aporta un exponente decente con las propuestas de cocodrilos. Si tenés claro el tipo de cine que vas a encontrar no es una producción deficiente y está para tener en cuenta.