Todo pasa en la fosa oceánica de las Marianas, la más profunda. Es como si Dante invitara a un paseo abandonando toda esperanza. Justo allí hay una estación submarina que a profundidades siderales escarba el fondo en tareas relacionadas con la explotación petrolera. Nora (Kristen Stewart), una ingeniera mecánica, trabaja con pocos compañeros y cuando la encontramos parece ya haber llegado a cierto estado de alienación luego de más de un mes de inmersión. El espacio y el tiempo se le cayeron de la conciencia y sólo revive su pasado mientras se lava los dientes. Es cuando se produce el temblor.
Luego de una destrucción en medio de una vorágine de agua, quedan ella y dos o tres compañeros. La orden del capitán es desplazarse en mínimos espacios, a la rastra o desafiando la gravedad hacia otra plataforma abandonada. Lo que sigue es una pesadilla. A la fragilidad de seres que se desplazan por un medio no creado para ellos se suma el miedo. Porque no están solos. LO QUE PUDO SER Pudo ser una gran película pero falló el guion. Y lo que le faltó en contenidos le sobra en interpretación (una Kristen Stewart capaz de sostener la historia como puede), a lo que se suman diseño de producción, perfección fotográfica, edición, sonido y música. ¿Cómo explicar que un espectador pueda sentirse con sensación de realidad, envuelto en un maremágnum de sonidos y vapores sobreviviendo en el fondo de la nada y flotando en una alfombra de agua y barro, ajeno al tiempo y el espacio? Eso lo logra un director (William Eubank) de menos de cuarenta, director de fotografía, especialista en el manejo digital y adicto a la cosmología. Con él, el diseñador de producción Naaman Marshall (`El caballero oscuro'), el fotógrafo yugoslavo Bojan Bazelli y los músicos Marco Beltrami y Brandon Roberts (`El muñeco de nieve') arman lo que no pudieron lograr los contadores de historias, paralizados por la idea de crear un nuevo `Alien', sólo recurriendo a recursos reiterativos y copiando lo incopiable. Hay que seguir a William Eubank, que intenta un acercamiento a la realidad futura más allá del espacio y tiempo, en el espacio exterior o en las profundidades marinas, con experimentaciones en el sonido, la música, la fotografía. Eso que logró Claire Denis en `High Life' o que intentó James Gray (`Ad Astra') un cine más allá.