Un film que se hunde.
Como si el género de terror no tuviera una infinidad de films similares a otros y un vasto catálogo de monstruos, ahora llega de la mano del director William Eubank una nueva criatura que, lejos de ocupar un lugar en la vitrina de los grandes monstruos del cine, pasará al olvido rápidamente —quizás hasta demasiado rápido si es olvidable incluso durante la experiencia de ver el film. Amenaza en lo profundo toma clichés y recursos salidos del manual del género de horror, predominando más que nada las similitudes esquemáticas con Alien (Ridley Scott, 1979), Cloverfield (Matt Reeves, 2008) e incluso parte de la mitología de los relatos de Cthulhu de H.P. Lovecraft. Claro que por cada alusión o semejanza con dichas obras, el film de Eubank las utiliza con mucha menos elegancia o efectividad.
La historia se centra en un equipo de especialistas que se encuentran trabajando en una estación de perforación marítima. Sin tomarse mucho tiempo para contextualizar lo obvio, el film pone rápidamente a la protagonista y sus compañeros en situación de peligro una vez que gran parte de la estación y su tripulación se ve destruida. Es así como la experta en mecánica Norah (Kristen Stewart) y los cinco sobrevivientes que la acompañan, entre ellos el capitán a cargo (Vincent Cassel), se ponen en marcha para desentrañar lo ocurrido y llegar a una nueva estación para estar a salvo de la desconocida amenaza. Y si bien esto suena al punto de partida establecido para la historia, en realidad es todo lo ofrecido en su hora y media de duración.
A pesar de la historia se encuentra cargada de momentos de acción y sus dosis de sustos, algo de lo que se sirve a favor de la corta duración que permite condensar todo sin dejar lugar a tiempos muertos, a la vez estos no logran funcionar de manera correcta. Esto se debe al hecho de que muchos de los momentos en que los personajes se encuentran en situación de peligro son contados de manera un tanto caótica. No hay forma narrativa que permita un entendimiento del espacio y el accionar de los personajes en sus enfrentamientos. Esa carencia de forma relega el factor de tensión a meros sustos con sobresaltos, en vez de crear una atmósfera aprovechando la infinita oscuridad del océano.
Al estar colmado de distintas situaciones de peligro, algunas más entendibles que otras, el film no tiene tiempo de crear un gran contexto o desarrollo de sus personajes. Y es que tampoco lo precisa. Sin embargo, el trabajo de guion fuerza las cosas para que mínimamente haya un vínculo con la protagonista, cuando en realidad la mayor parte del tiempo personajes como el de Norah o sus compañeros solo tienen líneas de diálogo frívolas o con finalidad de explicar lo que está ocurriendo en la trama. La inclusión de personajes como el infaltable comic relief que es Paul (T.J. Miller) o la única otra presencia femenina en el film como Emily (Jessica Henwick) que solo ocupa el lugar de novia de otro personaje, deja a los personajes en la única posibilidad de ser meramente unidimensionales.
En resumen, Amenaza en lo profundo pertenece a un tipo de cine que hoy en día resulta caduco. Una experiencia de horror y acción que como mucho puede llamar la atención de la audiencia adolescente pero no demasiado más. Mientras que cada año que pasa se denota un crecimiento en el tipo de cine de género que se realiza y se consume, el film de William Eubank atrasa unos cuantos casilleros con lo que propone con su criatura del fondo del mar. Una que, como queda evidenciado en la historia, no precisa ser derrotada con astucia pero sí con la menor cantidad de ropa posible… si es que de mujeres en pantalla se trata. El capitán se hunde con su “barco” y el film lo acompaña con cada decisión tomada hacia el abismo del océano.