Amenaza explosiva es una película “high concept”, esto es, un film con una premisa simple pero intrigante que puede ser presentada en apenas una línea. Por ejemplo: un psicópata conecta una bomba al velocímetro de un colectivo repleto de pasajeros que explotará en el momento en que baje de los 60 kilómetros por hora. 30 millones de dólares más tarde, esto se convirtió en Máxima velocidad. En el caso de este film, el concepto no es enteramente distinto: mientras lleva en auto a sus dos hijos a la escuela, un ejecutivo bancario recibe una llamada que le revela que bajo su asiento hay un explosivo que estallará a menos que, sin bajarse del auto y sin revelar a nadie la situación, junte cuatro millones para entregarlos como rescate.
Aun sin saber nada del film español El desconocido (2015) del que éste es una remake, la idea madre es tan familiar que parece que ya vimos esta misma película. La imposición de que un film de 90 minutos o más sea construido sobre un enunciado de 20 palabras o menos parece orientada a un público infantilizado que no demanda más que evasión pero también obliga a los realizadores a afinar su lenguaje fílmico para sostener el interés en medio las limitaciones impuestas por el “concepto”.
Esto último se verifica a medias en Amenaza explosiva, que muestra escenas de acción bien realizadas y bien editadas (tal era la especialidad del realizador Changju Kim antes de pasarse a la dirección) aunque a veces las acciones del personaje central no resulten las más lógicas dada su situación. También la resolución parece forzada: la potencia inicial se va diluyendo con los minutos porque, tal como solemos descubrir en cada uno de estos films, imaginar una premisa con gancho resulta más sencillo que sostenerla y cerrarla de modo satisfactorio.