Más entusiasmo que calidad
Un marine vuelve de licencia a su pueblo natal, donde se reencuentra con sus familiares y con el grupo de amigos del que se había separado con los años. Jed, así se llama el recién llegado, carga con las cicatrices de la guerra, pero el destino le tiene deparada una sorpresa: su pueblo es el blanco inicial del ataque de un ejército invasor. Muy rápidamente, los ciudadanos se encuentran prisioneros en su propio hogar. Decididos a defenderse, el grupo de jóvenes que lidera Jed buscará refugio en los bosques aledaños, donde se entrenarán y comenzarán una guerra de guerrillas contra el enemigo norcoreano (que reemplaza a los soviéticos de la versión original de los años 80).
Estrella de rostro inmutable
Tiroteos, emboscadas y astucia son los elementos esenciales de esta trama, que no difiere demasiado de esas producciones a las que nos tiene acostumbrados el cine norteamericano dentro de esta temática, y así el film recorre con más entusiasmo que calidad el devenir de ese grupo guerrillero dispuesto a expulsar a los invasores o perder la vida en el intento. El director Dan Bradley se ajustó a un guión que repite situaciones y que trata de imprimir la necesaria acción para que la anécdota no decaiga, pero su propósito quedó a mitad de camino y no se aleja de lo que se puede adivinar en las primeras escenas.
Chris Hemsworth ( Los vengadores, Blancanieves y el cazador ) intenta dar a su papel del atribulado soldado Jed la necesaria autoridad que merecía el personaje, pero poco es lo que logra con su rostro inmutable, mientras que sus compañeros de elenco se esfuerzan por lograr autenticidad en sus papeles. Por su parte, los rubros técnicos no aportan demasiada verosimilitud a este entramado, que apenas queda como un mero y repetitivo entretenimiento.