El retorno de los comunistas nazis norcoreanos
Seré breve con este insulto cinematográfico de poco más de una hora y media que hace parecer al bodrio de Invasión a la Casa Blanca como una película atendible. Amenaza roja (la remake de una producción ochentosa tan mala como esta) cuenta con algunas secuencias de acción más o menos bien resueltas (exceptuando las terribles persecuciones) pero sepultadas bajo escombros y escombros de podredumbre que vamos a identificar como: terribles diálogos, un mapa sociopolítico absurdo, personajes inverosímiles en todas sus facetas, actuaciones risibles, líneas de diálogos que se balancean entre lo propagandístico y la comedia involuntaria, una subtrama familiar olvidable (de la que incluso parecen olvidarse sus propios personajes) y una terrible dosis de patrioterismo que no hay forma de disociar del relato.
Pero, ¿en qué consiste Amenaza roja? Bueno, suponte que un día te levantas, escuchas explosiones miras al cielo y ¡hay norcoreanos cayendo del cielo desde aviones de guerra! Así de simple, se trata de una invasión relámpago que, rápida e inexplicablemente, da lugar a ejércitos de colaboracionistas, campos de concentración y un régimen dictatorial distópico. Ah, la película también nos dice (para no olvidar la película original) que los rusos también han tomado parte en el asunto. Y bueno, un grupo de chicos, después de hacer un curso acelerado de supervivencia con un marine (¿de cuánto? ¿Un día? ¿Una semana?) se transforman en un grupo de contrainsurgencia para resistir al dominio extranjero. Y esa es la película, hay unos hermanos -uno es el marine- que son el eje, un par de muchachitos simpáticos que se transforman en máquinas de matar, bombas sexys con rifles-cortesía de Isabel Lucas y AdriannePalicki, y un malo, muy malo, interpretado por un tal Will Yun Lee. Cuanto más progresa la película más abajo se hunde, hasta un giro hacia el final que, en lugar de martirizar al protagonista, nos martiriza a nosotros con una lógica de guion que también pone a un marine asiático sobre el desenlace (claro, no todos los asiáticos son malos), como si a esa altura también importara la corrección política.
Prepotente y olvidable, no puedo imaginar el público al que le pueda interesar semejante bodrio. Cualquier película bélica serie B es mejor que esto o, al menos, más entretenida.